miércoles, 1 de octubre de 2014

LA REALIDAD VIRTUAL Y EL SUEÑO



Carrera: Licenciatura en Psicología
Asignatura: Psicoanálisis I

Profesora Titular: Beatriz M. Rodríguez
Profesor Adjunto: Gustavo Caccetta

Alumna: María Tamini
Ciclo lectivo: 2014

El siguiente trabajo da cuenta de la relación entre el artículo escrito por la Dra. Rodríguez (2012), titulado “Realidad virtual y psicoanálisis”,  y  el Capítulo VII del libro “La interpretación de los sueños” (1899), de S. Freud.

La realidad virtual y el sueño
En primera instancia voy a comparar las similitudes que hay entre la realidad virtual, con la que hoy convivimos debido al avance de los medios de comunicación y tecnológicos,  con el sueño.
En su artículo la Dra. Rodríguez (2012), describió realidad virtual como “un sistema tecnológico basado en el empleo de ordenadores y otros dispositivos, cuyo fin es producir una apariencia de materialidad, generando en el usuario la sensación de estar inmerso en ella”. Una realidad que establece una nueva relación entre “lo posible” y “lo probable”, supera las barreras espaciotemporales y configura un contexto de intercambio y comunicación sin límite y puede dar lugar a la creación de identidades múltiples
En el sueño, parecería ocurrir algo muy parecido. El soñar también tiene un procedimiento por el cual parecería que nos sumergimos en una aparente realidad. Es por un cumplimiento de deseo inconsciente que el proceso de pensamiento del durmiente se muda en un sueño. El sueño es un acto psíquico.  Es una formación plena de sentido. El cumplimiento del deseo es la fuerza impulsora. La condición principal para que se forme el sueño es que el alma se encuentre en el estado del dormir. El estado de dormir posibilita la formación del sueño cuanto rebaja la censura endopsíquica. Se clausura el mundo exterior. El guardián del dormir, el preconsciente, cierra la puerta de la motilidad, y deja el escenario libre para que los deseos inconcientes pululen, sin riesgo a que se lleve a cabo una acción motora.
El trabajo del sueño, mediante  el desplazamiento, la regresión, la condensación y la figurabilidad en imágenes sensibles, lleva a objetivar el pensamiento en el sueño,  y es figurado como escena o según creemos es vivenciado.
El escenario de los sueños se vale del presente del mismo y con el mismo derecho que el ensueño diurno. El presente es el tiempo en que el deseo se figura como cumplido.
Podemos tomar como ejemplo de lo anteriormente descripto, el relato del sueño del padre que velando a su hijo se duerme y  en el sueño se le presenta su hijo vivo y hablándole. En vez de despertarse, éste prosiguió con su dormir porque en el sueño se cumplía el deseo de que su hijo estuviera vivo.
Una de las diferencia entre el proceso de la realidad virtual mediante los medios de comunicación que hoy vivimos y el proceso del sueño, que aparenta una realidad material mientras estamos soñando, es que en la primera uno elige conectarse y con “quien”, utilizar tal o cual medio o no utilizarlo, a veces a expensas de quedar como objeto y creyendo que es una relación verdadera; en cambio en el sueño uno no elige cuál será el escenario del sueño, ni con qué soñará, es el momento en que los deseos reprimido inconscientes infantiles tratan de sortear las barreras de la censura para penetrar en la conciencia, mediante el trabajo del sueño.
“Lo inconsciente es lo psíquico verdaderamente real, nos es tan desconocido en su naturaleza interna como lo real del mundo exterior, y nos es dado por los datos de la conciencia de manera tan incompleta como lo es el mundo exterior por las indicaciones de nuestros órganos sensorial” (Freud; 1900).
Mediante el psicoanálisis, al interpretar el sueño, podemos tomar conciencia de esos deseos reprimidos, acercarnos al ombligo del sueño y conocer esos “demonios” ocultos que trabajan en nuestra conducta más allá de nuestra conciencia.

El aparato psíquico y el proceso del sueño
Freud representa al aparato psíquico como un instrumento compuesto por elementos a los que llamará instancias o sistemas.
Toda nuestra actividad psíquica parte de estímulos  (internos o externos) y termina en alguna acción motriz. El sistema tiende a la descarga producida por la excitación del sistema preceptivo. Tiene un sistema sensorial y un sistema motor. En el extremo sensorial se encuentra un sistema que recibe las percepciones y en el extremo motor, otro que permite la motilidad.
Hay una instancia criticadora, la cual toma el nombre de Preconsciente, que mantiene con la conciencia relaciones más estrechas que la instancia criticada. La primera guía nuestra vida de vigilia y decide sobre nuestro obrar consiente voluntario, y se ubica en el extremo motor. La segunda instancia, la criticada, es llamada Inconciente. Porque no tiene acceso a la conciencia, si no es por vía del preconsciente. Ambos sistemas están conformados por huellas mnémicas.
Como todas las otras formaciones de pensamiento esta excitación onírica exteriorizará el afán de proseguir dentro del Preconsciente y alcanzar desde ahí el acceso a la conciencia
El proceso psíquico trascurre en general desde el extremo de la percepción hacia el de la motilidad. El proceso del sueño es inverso, parte del extremo motor en forma regrediente hacia el extremo perceptivo.
El soñar parece realizar un viaje hacia esa realidad psíquica desconocida

Procesos primario y secundario
Otro tema a relacionar con la realidad virtual, es el proceso primario  y secundario.
El aparato psíquico ha de estar construido como un aparato de reflejos. El proceso del reflejo sigue siendo el modelo de toda operación psíquica. Su trabajo es regulado por el afán de evitar la acumulación de excitación y de mantenerse en lo posible carente de excitación. A este proceso reflejo lo llamo proceso primario.
La acumulación de la excitación, es percibida como displacer y pone en actividad al aparato a fin de producir de nuevo el resultado de la satisfacción; en ésta el aminoramiento de la excitación es sentido como placer. A una corriente de esa índole producida dentro del aparato que arranca del displacer y apunta al placer la llamamos deseo. Dicho deseo es capaz de poner en movimiento al aparato, en tanto que el decurso de la excitación dentro de éste es regulado automáticamente por las percepciones de placer y displacer.
El trabajo de la segunda actividad, llamado proceso secundario,  es evitar que la investidura mnémica avance hasta la percepción y desde allí ligue las fuerzas psíquicas, tendría que conducir a la excitación que partía del estímulo de la necesidad por un rodeo que finalmente, por vía de la motilidad voluntaria, modificará el mundo exterior de modo tal que pudiera sobrevenir la percepción real del objeto de satisfacción.
La actividad del primer sistema psíquico está dirigida al libre desagote de las cantidades de excitación; mientras el segundo sistema produce una inhibición de este desagote.
Según lo descripto anteriormente, en el sueño trabaja el proceso primario.
El sueño que cumple sus deseos por el corto camino regrediente, no ha hecho sino conservarnos un testimonio del modo de trabajo primario de nuestro aparato psíquico, que fue abandonado por inadecuado. “Parece confinado a la vida nocturna lo que una vez, cuando la vida psíquica era todavía joven y defectuosa, dominó la vigilia” (Freud; 1900).
El sueño es en todos los casos un cumplimiento de deseo porque es una operación del sistema Inconciente, que no conoce en su trabajo ninguna otra meta más que el cumplimiento del deseo, ni dispone de otras fuerzas que no sean las mociones de deseo
El soñar, en su conjunto, es una regresión a la condición más temprana del soñante, una reanimación de su infancia, de las mociones pulsionales que lo gobernaron entonces y de los modos de expresión de que disponía.
La función del sueño actúa como una válvula de liberación.
Parece que a medida que vamos dominando nuestra vida pulsional mediante la actividad del pensamiento renunciamos cada vez más, por inútil, a la formación o conservación de deseos tan intensos como los que el niño conoce.
Dejando de lado al sueño y enfocándonos en la vida de vigilia podemos observar que hoy vivimos en un mundo donde se promueve la inmediatez,  la ansiedad, hay que vivir el ahora, no postergar, parece haber una regresión hacia los actos reflejo-pulsionales de la infancia.
Hay una evolución tecnológica que (…) de alguna manera está modificando la manera en que pensamos. Estos nuevos sistemas, apuntan a la descarga directa pulsional, sin aplazamiento ninguno. En la vida anímica de los usuarios, está ganando mayor terreno el proceso primario.
La cantidad de estímulos constante que estamos recibiendo nos lleva a perder  concentración. Estamos muy conectados virtualmente, pero cada vez menos conectados en la realidad. Nuestra conciencia va perdiendo eficacia porque hay mayor dispersión y baja concentración. El proceso secundario, que se nutre de las experiencias para poder postergar la descarga y obtener mayor satisfacción en una descarga adecuada, pareciera no ser tomado en cuenta. El principio de placer está avanzando sobre el principio de realidad. (…)
Los procesos de pensamiento carecen de cualidad, salvo las excitaciones de placer y displacer que los acompañan, que deben mantenerse refrenadas como perturbación posible de pensar. Para prestarles una cualidad son asociados en el ser humano con los recuerdos de palabra, cuyos restos de cualidad bastan para atraer sobre sí la atención de la conciencia y para volcar sobre el pensar, desde esta una nueva investidura móvil.
Las palabras nos sirven para representar nuestros pensamientos y sentimientos.
Como describe la Dra. Rodríguez, las comunicaciones virtuales pueden prescindir absolutamente de la representación palabra recurriendo a imágenes llamadas emoticones, que representan estados de ánimo, actividades etc.
 Los mensajes que se envían son cortos, fragmentados, sin puntuación, un código aparte.
La lectura, que promueve la incorporación de vocabulario, la creatividad del pensamiento, la imaginación, ha sido reemplazada por algunas personas, por juegos en línea, la televisión, algo que calma la ansiedad de manera más rápida.
Los niños de hoy crecen en una nueva realidad, donde están en sintonía con máquinas en lugar de con personas. Esto llevará a un déficit en el contacto con otros y en la conversación. También, toda esa dedicación a los dispositivos digitales implica una merma en el tiempo compartido con otras personas, que es nuestro modo de aprender a leer el lenguaje no verbal. Se convierten en torpes para decodificar “cara a cara” una actitud.
En los adultos la incapacidad de resistir el deseo de revisar la casilla de email o Facebook en lugar de concentrarse en el interlocutor, nos conduce al desinterés por lo que ocurre aquí ahora.
Como dice Platón…” el virtuoso se contenta con soñar lo que el malvado hace realmente”
Hoy en día podemos considerar  como una virtud el poder ser consientes de estos procesos, y darle mayor campo de acción al proceso secundario, mediante la identidad de pensamiento, el poder elaborar conexión de pensamientos sin perderse en las intensidades. El proceso secundario inhibe las pulsiones del inconcientes en pos de un principio de realidad, que tendrá como resultado una mayor satisfacción que el obtenido por el principio del placer,                                                                                                                                                                            

Bibliografía
·       Freud, Sigmund [1900] “La interpretación de los sueños” en: Obras  completas, Volumen V. Buenos Aires, Amorrortu Editores.
·   Rodríguez, Beatriz M. [2010] “Realidad virtual y Psicoanálisis” en ATENEA Publicación Académica de la UdeMM; Año IX; Nº 9; noviembre de 2012.





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