Carrera: Licenciatura en Psicología
Asignatura: Psicoanálisis I
Profesora Titular: Beatriz M. Rodríguez
Profesor Adjunto: Gustavo Caccetta
Alumna: María Tamini
Ciclo lectivo: 2014
El siguiente
trabajo da cuenta de la relación entre el artículo escrito por la Dra. Rodríguez
(2012), titulado “Realidad virtual y psicoanálisis”, y el
Capítulo VII del libro “La interpretación de los sueños” (1899), de S. Freud.
La realidad virtual y el sueño
En primera
instancia voy a comparar las similitudes que hay entre la realidad virtual, con
la que hoy convivimos debido al avance de los medios de comunicación y
tecnológicos, con el sueño.
En su artículo la Dra. Rodríguez
(2012), describió realidad virtual como “un sistema tecnológico basado en el
empleo de ordenadores y otros dispositivos, cuyo fin es producir una apariencia
de materialidad, generando en el usuario la sensación de estar inmerso en ella”.
Una realidad que establece una nueva relación entre “lo posible” y “lo
probable”, supera las barreras espaciotemporales y configura un contexto de
intercambio y comunicación sin límite y puede dar lugar a la creación de identidades
múltiples
En el sueño,
parecería ocurrir algo muy parecido. El soñar también tiene un procedimiento
por el cual parecería que nos sumergimos en una aparente realidad. Es por un
cumplimiento de deseo inconsciente que el proceso de pensamiento del durmiente
se muda en un sueño. El sueño es un acto psíquico. Es una formación plena de sentido. El
cumplimiento del deseo es la fuerza impulsora. La condición principal para que
se forme el sueño es que el alma se encuentre en el estado del dormir. El estado
de dormir posibilita la formación del sueño cuanto rebaja la censura
endopsíquica. Se clausura el mundo exterior. El guardián del dormir, el preconsciente,
cierra la puerta de la motilidad, y deja el escenario libre para que los deseos
inconcientes pululen, sin riesgo a que se lleve a cabo una acción motora.
El trabajo del
sueño, mediante el desplazamiento, la
regresión, la condensación y la figurabilidad en imágenes sensibles, lleva a
objetivar el pensamiento en el sueño, y
es figurado como escena o según creemos es vivenciado.
El escenario de los
sueños se vale del presente del mismo y con el mismo derecho que el ensueño
diurno. El presente es el tiempo en que el deseo se figura como cumplido.
Podemos tomar como
ejemplo de lo anteriormente descripto, el relato del sueño del padre que
velando a su hijo se duerme y en el
sueño se le presenta su hijo vivo y hablándole. En vez de despertarse, éste
prosiguió con su dormir porque en el sueño se cumplía el deseo de que su hijo
estuviera vivo.
Una de las diferencia
entre el proceso de la realidad virtual mediante los medios de comunicación que
hoy vivimos y el proceso del sueño, que aparenta una realidad material mientras
estamos soñando, es que en la primera uno elige conectarse y con “quien”,
utilizar tal o cual medio o no utilizarlo, a veces a expensas de quedar como
objeto y creyendo que es una relación verdadera; en cambio en el sueño uno no
elige cuál será el escenario del sueño, ni con qué soñará, es el momento en que
los deseos reprimido inconscientes infantiles tratan de sortear las barreras de
la censura para penetrar en la conciencia, mediante el trabajo del sueño.
“Lo inconsciente es
lo psíquico verdaderamente real, nos es tan desconocido en su naturaleza
interna como lo real del mundo exterior, y nos es dado por los datos de la
conciencia de manera tan incompleta como lo es el mundo exterior por las
indicaciones de nuestros órganos sensorial” (Freud; 1900).
Mediante el
psicoanálisis, al interpretar el sueño, podemos tomar conciencia de esos deseos
reprimidos, acercarnos al ombligo del sueño y conocer esos “demonios” ocultos
que trabajan en nuestra conducta más allá de nuestra conciencia.
El aparato psíquico y el proceso del sueño
Freud representa al
aparato psíquico como un instrumento compuesto por elementos a los que llamará
instancias o sistemas.
Toda nuestra
actividad psíquica parte de estímulos
(internos o externos) y termina en alguna acción motriz. El sistema
tiende a la descarga producida por la excitación del sistema preceptivo. Tiene
un sistema sensorial y un sistema motor. En el extremo sensorial se encuentra
un sistema que recibe las percepciones y en el extremo motor, otro que permite
la motilidad.
Hay una instancia
criticadora, la cual toma el nombre de Preconsciente, que mantiene con la
conciencia relaciones más estrechas que la instancia criticada. La primera guía
nuestra vida de vigilia y decide sobre nuestro obrar consiente voluntario, y se
ubica en el extremo motor. La segunda instancia, la criticada, es llamada
Inconciente. Porque no tiene acceso a la conciencia, si no es por vía del
preconsciente. Ambos sistemas están conformados por huellas mnémicas.
Como todas las
otras formaciones de pensamiento esta excitación onírica exteriorizará el afán
de proseguir dentro del Preconsciente y alcanzar desde ahí el acceso a la
conciencia
El proceso psíquico
trascurre en general desde el extremo de la percepción hacia el de la motilidad. El
proceso del sueño es inverso, parte del extremo motor en forma regrediente
hacia el extremo perceptivo.
El soñar parece
realizar un viaje hacia esa realidad psíquica desconocida
Procesos primario y secundario
Otro tema a
relacionar con la realidad virtual, es el proceso primario y secundario.
El aparato psíquico
ha de estar construido como un aparato de reflejos. El proceso del reflejo
sigue siendo el modelo de toda operación psíquica. Su trabajo es regulado por
el afán de evitar la acumulación de excitación y de mantenerse en lo posible
carente de excitación. A este proceso reflejo lo llamo proceso primario.
La acumulación de
la excitación, es percibida como displacer y pone en actividad al aparato a fin
de producir de nuevo el resultado de la satisfacción; en ésta el aminoramiento
de la excitación es sentido como placer. A una corriente de esa índole
producida dentro del aparato que arranca del displacer y apunta al placer la
llamamos deseo. Dicho deseo es capaz de poner en movimiento al aparato, en
tanto que el decurso de la excitación dentro de éste es regulado
automáticamente por las percepciones de placer y displacer.
El trabajo de la
segunda actividad, llamado proceso secundario,
es evitar que la investidura mnémica avance hasta la percepción y desde
allí ligue las fuerzas psíquicas, tendría que conducir a la excitación que
partía del estímulo de la necesidad por un rodeo que finalmente, por vía de la
motilidad voluntaria, modificará el mundo exterior de modo tal que pudiera
sobrevenir la percepción real del objeto de satisfacción.
La actividad del primer
sistema psíquico está dirigida al libre desagote de las cantidades de
excitación; mientras el segundo sistema produce una inhibición de este
desagote.
Según lo descripto
anteriormente, en el sueño trabaja el proceso primario.
El sueño que cumple
sus deseos por el corto camino regrediente, no ha hecho sino conservarnos un
testimonio del modo de trabajo primario de nuestro aparato psíquico, que fue
abandonado por inadecuado. “Parece confinado a la vida nocturna lo que una vez,
cuando la vida psíquica era todavía joven y defectuosa, dominó la vigilia”
(Freud; 1900).
El sueño es en
todos los casos un cumplimiento de deseo porque es una operación del sistema
Inconciente, que no conoce en su trabajo ninguna otra meta más que el
cumplimiento del deseo, ni dispone de otras fuerzas que no sean las mociones de
deseo
El soñar, en su
conjunto, es una regresión a la condición más temprana del soñante, una
reanimación de su infancia, de las mociones pulsionales que lo gobernaron
entonces y de los modos de expresión de que disponía.
La función del
sueño actúa como una válvula de liberación.
Parece que a medida
que vamos dominando nuestra vida pulsional mediante la actividad del
pensamiento renunciamos cada vez más, por inútil, a la formación o conservación
de deseos tan intensos como los que el niño conoce.
Dejando de lado al
sueño y enfocándonos en la vida de vigilia podemos observar que hoy vivimos en
un mundo donde se promueve la inmediatez,
la ansiedad, hay que vivir el ahora, no postergar, parece haber una
regresión hacia los actos reflejo-pulsionales de la infancia.
Hay una evolución
tecnológica que (…) de alguna manera está modificando la manera en que
pensamos. Estos nuevos sistemas, apuntan a la descarga directa pulsional, sin
aplazamiento ninguno. En la vida anímica de los usuarios, está ganando mayor
terreno el proceso primario.
La cantidad de
estímulos constante que estamos recibiendo nos lleva a perder concentración. Estamos muy conectados
virtualmente, pero cada vez menos conectados en la realidad. Nuestra
conciencia va perdiendo eficacia porque hay mayor dispersión y baja
concentración. El proceso secundario, que se nutre de las experiencias para
poder postergar la descarga y obtener mayor satisfacción en una descarga
adecuada, pareciera no ser tomado en cuenta. El principio de placer está
avanzando sobre el principio de realidad. (…)
Los procesos de
pensamiento carecen de cualidad, salvo las excitaciones de placer y displacer
que los acompañan, que deben mantenerse refrenadas como perturbación posible de
pensar. Para prestarles una cualidad son asociados en el ser humano con los
recuerdos de palabra, cuyos restos de cualidad bastan para atraer sobre sí la
atención de la conciencia y para volcar sobre el pensar, desde esta una nueva
investidura móvil.
Las palabras nos
sirven para representar nuestros pensamientos y sentimientos.
Como describe la Dra. Rodríguez , las
comunicaciones virtuales pueden prescindir absolutamente de la representación
palabra recurriendo a imágenes llamadas emoticones, que representan estados de
ánimo, actividades etc.
Los mensajes que se envían son cortos,
fragmentados, sin puntuación, un código aparte.
La lectura, que
promueve la incorporación de vocabulario, la creatividad del pensamiento, la
imaginación, ha sido reemplazada por algunas personas, por juegos en línea, la
televisión, algo que calma la ansiedad de manera más rápida.
Los niños de hoy
crecen en una nueva realidad, donde están en sintonía con máquinas en lugar de con
personas. Esto llevará a un déficit en el contacto con otros y en la conversación. También ,
toda esa dedicación a los dispositivos digitales implica una merma en el tiempo
compartido con otras personas, que es nuestro modo de aprender a leer el
lenguaje no verbal. Se convierten en torpes para decodificar “cara a cara” una
actitud.
En los adultos la
incapacidad de resistir el deseo de revisar la casilla de email o Facebook en
lugar de concentrarse en el interlocutor, nos conduce al desinterés por lo que
ocurre aquí ahora.
Como dice Platón…”
el virtuoso se contenta con soñar lo que el malvado hace realmente”
Hoy en día podemos
considerar como una virtud el poder ser
consientes de estos procesos, y darle mayor campo de acción al proceso
secundario, mediante la identidad de pensamiento, el poder elaborar conexión de
pensamientos sin perderse en las intensidades. El proceso secundario inhibe las
pulsiones del inconcientes en pos de un principio de realidad, que tendrá como
resultado una mayor satisfacción que el obtenido por el principio del placer,
Bibliografía
· Freud, Sigmund [1900] “La interpretación de
los sueños” en: Obras completas, Volumen V. Buenos Aires,
Amorrortu Editores.
· Rodríguez, Beatriz M. [2010] “Realidad
virtual y Psicoanálisis” en ATENEA
Publicación Académica de la UdeMM; Año IX; Nº 9; noviembre de 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario