viernes, 10 de octubre de 2014

“Articulación Teórica”



Carrera: Licenciatura en Psicología
Asignatura: Psicología Clínica de Adultos

Docentes: Dra. Beatriz M. Rodríguez
                 Lic. Guatavo Gaccetta

Alumna: María Mercedes Salaverry
Año: 2014

PROGRAMA “EN TERAPIA”
CAPITULO 6: “MARINA”
RESEÑA:
El capítulo comienza unos minutos antes de la sesión con Marina, médica  residente, quien con anterioridad le ha confesado en otra sesión, su amor al analista.
El consultorio funciona en el living de la casa del analista. La primera escena se desarrolla en el baño del consultorio, cuyo inodoro se ha tapado, y Guillermo, (el analista), infructuosamente intenta destapar; llama a su mujer, que le propone habilitar el baño del piso superior para los pacientes ese día, hasta tanto se solucione el problema.
Guillermo está inquieto, malhumorado, manifiesta disconformidad con la solución propuesta por su mujer, que  desestima el problema y  considera  no tiene la magnitud que el marido le imprime.
Hay malestar entre ellos, que visiblemente proviene de otras circunstancias que exceden al problema doméstico del baño.
Suena el timbre y aparece Marina,  se sienta  en el sofá frente a él y le cuenta en principio, que ha aceptado la propuesta matrimonial de su novio Andrés.
Le comunica que han decidido con su novio convertirlo en “su invitado de honor”, junto con su mujer.
Él indaga la naturaleza de esta manifiesta alegría, a lo que Marina va contestando  con una sonrisa, que esta decisión es  una manera de esquivar su estado de depresión, su forma de calmarse.
Guillermo le hace una observación, en referencia al cambio de “profundidad” de la sesión pasada, con esta “calma” actual, recurriendo a una metáfora donde un buzo en las profundidades del mar, evita la falta de aire ascendiendo a la superficie calma.
Cuando él propone volver a las “profundidades”, ella dice no querer tener una sesión deprimente.
Relata una visita a la casa de la ex mujer de Andrés, que tiene un bebé, y va describiendo el encuentro con imágenes acompañadas con sensaciones de miedo a quedar atrapada en esa situación familiar tan poco, a su decir, atractiva, y carente de sensualidad.
Se pregunta por qué Andrés la llevó a esa reunión, y qué habrá querido provocar en ella con ese encuentro.
El analista le pregunta qué le preocupa de ese encuentro. Ella va enumerando razones de preocupación y desprecio, hasta llegar a decir que el novio (que es analista), es un mediocre, que si no es bueno en el amor tampoco lo será como profesional. Lo dice de una manera enredada, como buscando complicidad en sus afirmaciones.
“¿De dónde viene ese sí?” pregunta Guillermo refiriéndose a la aceptación de la propuesta matrimonial de su novio.
 “Porque vos me dijiste que no”, le responde Marina.
 Él la remite a una historia de la adolescencia, próxima a la muerte de su madre, en la cual ella manifestó querer ser adoptada por un matrimonio amigo, y fundamentalmente por el hombre, con quien tenía una empatía muy particular; y propone  a Marina  pensar  este “enamoramiento”  hacia él, como  una manera actualizada del  desear  ser adoptada por aquel hombre.
“Hacer el amor y no adoptar” plantea ella, “salvar y no hacer el amor” contesta él, todas posibilidades que se barajan entre paciente y analista, para intentar interpretar esta situación amorosa transferencial.
Marina interrumpe la sesión  para ir al baño, y Guillermo, manifiestamente inquieto,  intercepta  la puerta, le explica que está tapado, y le propone  dar por finalizada la sesión. Ella  pide pasar al baño de la casa, el de arriba, a lo que Guillermo se niega.
“Tenes miedo, ¿de qué tenes miedo? ¿De que me vea tu mujer?”
Ella busca permanentemente que él se reconozca también enamorado, que se corra del lugar de analista y le confiese su amor, que supone, está inhibido de manifestar por su rol.

ANALISIS  DEL CAPITULO 
ARTICULACION CON LOS CONCEPTOS DE TRANSFERENCIA Y CONTRATRANSFERENCIA
Como dice Freud, “esta frágil mujer, se ha enamorado del médico que la analiza” (1).
Plantea además que “la enferma ya no intelige nada, parece absorta en su enamoramiento, y semejante mudanza sobreviene con toda regularidad en un punto temporal en que fue preciso alentarla a admitir o recordar un fragmento muy penoso y fuertemente reprimido de su biografía” (1).
Como manera de exteriorizar la resistencia a sumergirse en las profundidades, (parafraseando la metáfora utilizada en sesión por Guillermo sobre la actividad de buceo), Marina se enamora de él, y se enoja con el “encomillado” con que  refiere  su sentimiento , por sentirse desestimada y tratada con  “dulzura” (“qué dulce”), en lugar de la deseada  respuesta pasional.
Resulta interesante ver cómo se toman, en el capítulo, las dificultades vinculares del analista con su esposa, representadas en el episodio del baño tapado; como aquello que no debe mostrarse, que deja al descubierto las miserias cotidianas, y pone en juego el límite de lo público y lo privado. Arriba, está la vida familiar del analista, aquello que por encuadre no debe mostrarse, abajo, el baño tapado, evidenciando que algo de lo personal no funciona bien, y el paciente no debe saberlo.  Como expresa Freud: “el médico no debe ser trasparente para el analizado, sino, como la luna de un espejo, mostrar sólo lo que le es mostrado”. (2)
Mucho más aún, porque no es cualquier paciente la que está por llegar, a juzgar por el devenir de los capítulos siguientes, y porque halagado ante el amor de Marina, él accede al mismo, pese a los intentos inútiles de interpretar.
Este volver amorosamente sobre la paciente, es expresión de contratransferencia. No le es fácil a Guillermo hacer frente al acoso afectivo de Marina, teniendo en cuenta además, su tambaleante relación matrimonial.
Pero como expresa Freud, él técnicamente no debiera intervenir como individualidad psicosocial, sino mantener la función de interpretar y soportar la transferencia, cumpliendo el principio de neutralidad. (3)
“Las formas que estas intrigantes mujeres se las ingenian para seducirnos y cautivarnos con todas las perfecciones psíquicas concebibles hasta lograr su propósito”, dice Freud, y agrega, “es penoso para el varón hacer el papel de quien rechaza mientras la mujer lo corteja”, “una magia incomparable emana de aquella dama de elevados principios que confiesa su pasión”.(4)
El análisis emprendido ha mudado en resistencia, por la calidad de la inclinación amorosa, que procede de la necesidad sexual, y la transferencia es positiva.
Pero para constituirse en instrumento para el análisis, el analista deberá rehuir las demandas derivadas de la transferencia por parte de la paciente, por constituir la repetición de lo que con anterioridad le fue acontecido. Y deberá entonces proponer a la paciente mudar esta repetición en recuerdo.
Así, de amenaza, la transferencia logra convertirse  en instrumento para la cura, y solo en transferencia operativa, la paciente podría analizarse exitosamente. (Neurosis de transferencia). (5)

CONCLUSION
Es interesante el análisis de este capítulo, recortado entre toda la serie de capítulos, donde se puede apreciar puntualmente la transferencia positiva, con la carga amorosa hacia el analista y el esfuerzo constante de éste por interpretar; la resistencia , y su articulación con los distintos textos, que aunque parezcan en algunos casos obsoletos en su concepción del hombre y la mujer de otra época y otra sociedad, tienen puntos en común con estos dos personajes de ficción, y la sesión analítica en escena.

REFERENCIAS:
1.-Freud, S. [1915] “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia”. En: Obras Completas. Vol. XII. Buenos Aires, Amorrortu, 1990.
2.- Freud, S. [1912] “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico”. En: Obras Completas. Vol. XII. Buenos Aires, Amorrortu, 1990.
3.- Gaccetta G. “Principio de abstinencia y neutralidad”. Comunicación personal.
4.- Rodríguez, B. “Notas sobre transferencia”. En: Desde la Clínica. Buenos Aires, UdeMM, 2010.
5.- Freud, S. [1912] “Sobre la dinámica de la transferencia”. En Obras Completas. Vol. XII. Buenos Aires, Amorrortu, 1990.
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario