miércoles, 30 de septiembre de 2015

Malformaciones arteriovenosas cerebrales (mav)

Carrera: Licenciatura en Producción de Bioimágenes

Docentes: Lic. Mónica Cositorto
                   Lic. María Lidia Paz

Alumna: Verónica Lucero


INTRODUCCIÓN

Las malformaciones arteriovenosas cerebrales (MAV) son anomalías congénitas del cerebro en las que el flujo arterial llega directamente a una vena sin pasar por la red de capilares.
La frecuencia estimada de su aparición es 1 por 1000000 personas al año. La manifestación más frecuente y nefasta de una MAV cerebral es el sangrado intracraneal. El tratamiento esta orientado principalmente a la prevención de esta complicación y puede ser quirúrgico endovascular o radioterapeutico. Las manifestaciones de la MAV cerebral incluyen crisis epilépticas, cefaleas o síntomas focales.
La radiocirugía es un método no invasivo que consiste en la aplicación de una única sesión de radiación sobre el nido de la MAV. Frecuentemente es aplicada en conjunción con la embolización.
El objetivo final del tratamiento es conseguir la obliteración completa de la MAV logrando la curación del paciente y evitando el riesgo de hemorragia.
Como cualquier procedimiento terapéutico, la radiocirugía genera efectos secundarios (toxicidad), por lo que se necesita el uso de altas dosis de radiación con sistemas que permitan un rápido descenso de la misma en la periferia de tejidos adyacentes.

CONCEPTO DE MALFORMACION ARTERIOVENOSA
Las malformaciones arteriovenosas (MAV) son defectos del sistema circulatorio que ocurren por lo general durante el desarrollo del embrión o feto o poco después del nacimiento del bebé. . La presencia de una malformación arteriovenosa interrumpe este proceso cíclico vital. A pesar de que las MAV se pueden desarrollar en diversos sitios, las que ocurren en el cerebro o en la médula espinal - ambas partes integrales del sistema nervioso central - pueden tener efectos secundarios graves en el organismo. Ocurren igualmente en varones y mujeres de cualquier grupo racial o étnicas.
Las malformaciones vasculares han sido clasificadas en diferentes formas, pero las más reconocidas son: malformaciones arteriovenosas, angiomas venosos y  angiomas cavernosos Las malformaciones arteriovenosas (MAV) intracraneales son anomalías congénitas que se desarrollan entre la cuarta y octava semanas de vida intrauterina del embrión. Consisten en la persistencia de una conexión entre una arteria y una vena sin la interposición de una red capilar. Las MAV se pueden manifestar clínicamente de varias formas. La más frecuente es un accidente hemorrágico intracerebral.

SINTOMAS
La mayoría de la gente que padece de malformaciones arteriovenosas presenta muy pocos síntomas de importancia y tienden a ser descubiertas sólo por casualidad, usualmente durante una autopsia o en tratamientos por causas no relacionadas, estas anomalías, llamadas también lesiones, causan síntomas cuyo grado de severidad varía considerablemente.  Anualmente, el 1 por ciento de las personas que padecen de MAV mueren como consecuencia directa de estas lesiones.
Los síntomas más generalizados de las MAV incluyen convulsiones y dolores de cabeza, pero no se ha identificado un patrón específico de estos síntomas. Las convulsiones pueden ser parciales o totales, pueden ocasionar una pérdida de control en el movimiento o un cambio en el nivel de conciencia de la persona. Los dolores de cabeza pueden variar significativamente en frecuencia, duración e intensidad, llegando a veces a ser tan graves como las migrañas. Las MAV también pueden causar una amplia gama de síntomas neurológicos más específicos que varían de persona a persona, dependiendo sobre todo de la localización de la malformación arteriovenosa. Estos síntomas pueden incluir debilidad o parálisis muscular en una porción del cuerpo; pérdida de la coordinación (conocida como ataxia) que puede conducir a problemas en el modo de caminar; apraxia, o dificultades para realizar tareas que requieren ser planificadas; vértigo; problemas visuales tales como la pérdida de parte del campo visual; incapacidad de controlar el movimiento de los ojos; papiledema (hinchazón de una parte del nervio óptico conocida como el disco óptico); varios trastornos en la utilización o comprensión del lenguaje (afasia); sensaciones anormales tales como entumecimiento, hormigueo o dolores espontáneos (parestesia o disestesia); pérdidas de memoria y confusión, alucinaciones o demencia. Los investigadores han descubierto recientemente que las MAV pueden causar también en algunas personas pequeños trastornos en el aprendizaje o de conducta durante su niñez o adolescencia, mucho antes de que puedan observarse síntomas más graves.
Los síntomas causados por las MAV pueden aparecer a cualquier edad, pero debido a que estas anomalías tienden a ser producto de una acumulación lenta de un daño neurológico en un cierto plazo, las mismas se notan con mayor frecuencia en pacientes de 20, 30 ó 40 años de edad. Si las malformaciones arteriovenosas no llegan a presentar síntomas cuando el paciente alcance el fin de los 40 años o el comienzo de los 50 años de edad, las lesiones tienden a seguir siendo estables y raras veces producen síntomas. En las mujeres, algunas veces el embarazo causa el inicio o un empeoramiento repentino de los síntomas, debido a los cambios cardiovasculares que acompañan al embarazo, especialmente los aumentos del volumen de la sangre y de la presión arterial.

CONSECUENCIAS PARA LA SALUD
El peligro potencial más grande que presentan las malformaciones arteriovenosas es la hemorragia. Los efectos perjudiciales de una hemorragia se relacionan con la ubicación de la lesión. Las hemorragias de las MAV localizadas en los tejidos internos del cerebro (llamados parénquima), causan típicamente un daño neurológico más severo que las hemorragias de las lesiones en las membranas dural o pial o en la superficie del cerebro o de la médula espinal. (La hemorragia localizada en partes profundas se conoce generalmente como hemorragia intracerebral o parenquimatosa, el sangrado en las membranas o en la superficie del cerebro se conoce como hemorragia subdural o subaracnoidea.) Por lo tanto, la ubicación es un factor importante al tomar en cuenta los riesgos de un tratamiento quirúrgico versus no quirúrgico de las MAV.
Actualmente existen tres opciones quirúrgicas para el tratamiento de las MAV :la cirugía convencional, la embolizacion endovascular y la radiocirugia. La selección del tratamiento depende en gran parte del tamaño y de la localización de la MAV.
La embolización endovascular y la radiocirugía son menos invasivas que la cirugía convencional y ofrecen opciones más seguras para el tratamiento de las MAV localizadas en partes profundas del cerebro. La radiocirugía es una alternativa terapéutica mucho menos invasiva. Involucra la utilización de un haz de radiación de alta precisión directamente en la MAV.
METODOS DIAGNOSTICOS
En la actualidad, los médicos utilizan una variedad de tecnologías de procesamiento de imágenes tradicionales y nuevas para detectar la presencia de malformaciones arteriovenosas. La angiotomografía proporciona las imágenes más precisas de la estructura de los vasos sanguíneos de las MAV. Dos de las tecnologías no invasivas para el procesamiento de imágenes, que son empleadas con mayor frecuencia para detectar las malformaciones arteriovenosas, son los estudios de imágenes por medio de la tomografía axial computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM). La RMN es el mejor método diagnostico para evaluarlas, ya que permite analizar partes blandas y elementos vasculares .A su vez tiene una alta resolución anatómica y es de gran ayuda para establecer el diagnostico definitivo de estas lesiones, además de resultar excelente para ubicarlas topográficamente y evaluar el compromiso de las estructuras adyacentes. Generalmente se realizan adquisiciones con y sin contraste de gadolineo endovenoso, y de ser necesario secuencias 3D en tiempo arterial y venoso de manera tal de poder realizar reconstrucciones a fin de obtener una angiografía por resonancia (ARM).La MAV se evidencia en la RM como una lesión focal o difusa, compuesta por cavidades separadas por tabiques finos.
La TCMD (tomografía computada multidetector) con contraste yodado endovenoso combinada con técnicas de reconstrucción MIP (máxima intensidad de proyección), 2D y 3D angiografica, brinda una excelente definición anatómica, reemplazando en muchos casos a la angiografía por cateterismo. Además, es el método de elección para evaluar un eventual compromiso óseo de las malformaciones vasculares. Este estudio requiere radiaciones ionizantes, por lo que debe ser utilizado de forma criteriosa, sobre todo en la población pediátrica.



RADIOCIRUGIA

El tratamiento de las malformaciones arteriovenosas (MAV) intracraneales es complejo e incluye diferentes terapias que en muchas ocasiones se deben aplicar de forma complementaria. La radiocirugía se ha revelado a lo largo de los 20 últimos años como una solución eficaz para cerrar (obliterar) MAV de medio y pequeño volumen. Los avances en el diagnóstico por imagen y la informática han permitido aplicar esta técnica con gran precisión y eficacia. En concreto, la radiocirugía, permite la aplicación de una dosis muy elevada de radiación en una sola sesión sobre un volumen cerebral muy concreto y no dañando el tejido periférico. Con esta técnica es posible irradiar volúmenes irregulares al poder efectuar múltiples disparos o focos de irradiación en la misma sesión.

 METODOLOGIA
El procedimiento  consiste en:
 1º) La fijación de una base estereotáxica, con anestesia local, en la cabeza del paciente.
 2º) La realización de una arteriografía en condiciones estereotáxicas, utilizando el sistema de “flat panel” para evitar la distorsión.
 3º) A continuación se lleva a cabo una RM cerebral en condiciones estereotáxicas con adquisición 3D cuyo objeto es localizar los vasos cerebrales.y el parénquima circundante.
 4º) Cálculo de los datos en un planificador para valorar las zonas del cerebro a irradiar y definir la dosis de irradiación utilizando uno o varios isocentros con colimadores de diferentes tamaños .Así  desarrollamos unos volúmenes incluidos en la isodosis de cobertura y a partir de la isodosis de seguridad, la radiación es perfectamente tolerada por el tejido cerebral. El fin del tratamiento es incluir todo el nido de la MAV dentro de la zona considerada como  irradiada con “la dosis de cobertura”, para conseguir esto es esencial una arteriografía de calidad en donde se puedan localizar todas las zonas fistulosas del nido, este es un factor básico para conseguir un resultado positivo.
 5º) Tratamiento en la Unidad . Se posiciona al paciente en la camilla y se desplaza la cabeza a cada una de las coordenadas de tratamiento según los tres ejes cartesianos antero posterior, transverso y superior inferior. La radiación periférica es mínima y totalmente tolerable, incluso por la población infantil. 


 OBJETIVOS DE LA RADIOCIRUGÍA EN EL TRATAMIENTO DE MAVS

Cuando valoramos la indicación de la radiocirugía para tratar una MAV debemos de tener en cuenta varios objetivos:
 1º) Conseguir la obliteración completa de la MAV logrando la curación del paciente y evitando el riesgo de hemorragia.
 2º) Disminuir el riesgo de hemorragia: a) durante el tiempo que trascurre hasta al cierre de la MAV; b) en aquellas MAVs no cerradas totalmente tras el periodo de actuación de este tratamiento
. 3º) Disminuir el flujo de sangre a través de la MAV y conseguir un menor efecto de robo vascular en el parénquima cerebral periférico.
 4º) Evitar el crecimiento de la MAV al impedir que la angiogénesis periférica (vasos dilatados que no forman parte de la MAV) se trasforme en parte del nido de la malformación.





COMO ACTÚA LA RADIACIÓN SOBRE LAS MAVS

Los vasos en el nido de la MAV mantienen sus características estructurales con alteraciones en el endotelio producidas por el alto flujo y los cambios hemodinámicos. . Trascurridos entre 12 y 24 meses después de la radiocirugía, se produce una oclusión parcial de la luz vascular, originada por la coagulación de fragmentos del citoplasma y material proteinaceo liberados por el endotelio. Entre los 24-48 meses tras la radiocirugía se observa la formación de trombos con material fibrinoide y proteico. Entre los 48-64 meses, es evidente la obliteración completa de la luz vascular con trombos de fibrina en vasos de hasta 5’5 mm. de diámetro, tanto arteriales como venosos. En los vasos ocluidos se observan importantes cambios degenerativos en las células endoteliales, en los fibroblastos subendoteliales y en los miofibroblastos. En las arterias de mayor tamaño es evidente la neoproliferación de células musculares lisas. Estos hallazgos nos permiten concluir que la radiación no solo altera finalmente a las células de la pared vascular hasta su completa degeneración sino que además inhibe los mecanismos que permiten la secreción de factores de crecimiento vascular en los vasos de la MAV y en la zona de angiogénesis periférica. Impidiendo de esta forma la progresión de la MAV a través del reclutamiento de vasos en su periferia. Este concepto es importante al realizar la planificación del tratamiento, pues tenemos que considerar la zona del nido a tratar y valorar la irradiación, a dosis menores, de la angiogénesis periférica.


COMPLICACIONES TRAS LA RADIOCIRUGÍA
El número de pacientes con un déficit neurológico considerado definitivo tras la radiocirugía es pequeño. Es más frecuente la aparición de edema asociado a síntomas neurológicos transitorios. Este cuadro está muy relacionado con la oclusión rápida de las MAV  tras la radiocirugía. Ha ocurrido preferentemente en aquellos pacientes que han mostrado obliteraciones de la MAV durante los 12 primeros meses tras el tratamiento. Se trata de síntomas reversibles que responden bien al tratamiento con corticoides


TOXICIDAD 
Como cualquier procedimiento terapéutico, la Radiocirugía también da lugar a ciertos efectos secundarios. Hoy en día se tiende a evaluar la toxicidad de la radioterapia como un evento continúo que puede producirse en cualquier momento desde su aplicación. Pero clásicamente, y para utilidad práctica, se ha dividido estos efectos secundarios en función de su aparición en el tiempo en toxicidad aguda (la producida dentro de los tres meses siguientes al tratamiento) y tardía (a partir de los noventa días del tratamiento, incluso años después). La toxicidad tardía puede dar lugar a cambios crónicos o puede tener un carácter reversible, es decir, efectos secundarios que aparecen varios meses tras el tratamiento y que suelen ser de escasa-moderada duración como el edema en algunas malformaciones arteriovenosas). La toxicidad, depende de varios factores: dosis aplicada, tipo y volumen de tejido sano irradiado, tratamientos previos o simultáneos recibidos, radiosensibilidad individual.

  • Toxicidad aguda: puede ser inmediata dentro de las 24-48 horas tras el procedimiento (cefalea, nauseas y/o vómitos). Su tratamiento es sencillo y, como el resto de la toxicidad aguda, suele ser reversible recuperándose en un plazo variable de semanas a meses
  • Toxicidad tardía: en casos muy concretos se pueden apreciar ciertos efectos secundarios característicos de aparición en las semanas o meses siguientes al tratamiento: vértigos en el tratamiento con afectación del conducto auditivo interno, aumento de crisis epilépticas .Se controlan estos efectos con medicación y generalmente también son reversibles.
  • Toxicidad crónica: algunos efectos tardíos no son reversibles.
    Es el caso de la afectación del cristalino que, a partir de determinada dosis, puede llevar a la aparición de cataratas. Habitualmente no se alcanzan dichas dosis en él al ser una estructura periférica por lo que se beneficia especialmente de la distribución de la energía por múltiples puertas de entrada de forma que tan sólo algunas atraviesan el cristalino.

Como se deduce de lo anteriormente expuesto, la Radiocirugía se basa en:
  • la exacta y precisa localización del objetivo a tratar así como de las zonas de riesgo mediante los estudios de imagen que sean precisos y el adecuado control de la calidad y reproducibilidad de los mismos (TAC, Resonancia Magnética, Arteriografía, PET,…). Cuando se desarrolló esta técnica se precisó el uso de un sistema estereotáctico también llamado simplemente “marco” que se fija a la cabeza del paciente que permite conocer la posición de cada punto intracraneal respecto a ese “marco” y además inmoviliza el paciente durante la irradiación.
  • el uso de múltiples y finos haces de radiaciones ionizantes. El uso de numerosos haces supone una baja irradiación por cada uno de ellos de forma independiente, pero acumulan una dosis importante donde confluyen que es la zona a tratar.
  • aplicación en una única sesión

CONCLUSION

Las MAVS (malformaciones arteriovenosas cerebrales) son defectos del sistema circulatorio, se manifiestan como crisis epilépticas, cefaleas o síntomas focales que generalmente provocan sangrado intracraneal poniendo en riesgo la vida del paciente.
Los efectos perjudiciales de la hemorragia se relacionan con la ubicación de la lesión; las MAVS localizadas en tejidos mas internos del cerebro (parénquima), causan daños neurológicos severos que las hemorragias de lesiones en membranas más superficiales, por lo tanto la ubicación es un factor importante al tomar en cuenta los riesgos del abordaje quirúrgico. En estos pacientes la radiocirugía se considera un tratamiento muy efectivo cuando se aplica en MAVS de pequeño y medio volumen, con una UNICA dosis muy elevada de irradiación sobre el volumen cerebral, no dañando tejido periférico, disminuyendo el riesgo de una hemorragia y consiguiendo la obliteración completa de la MAV.
Los avances en diagnostico por imágenes y la informática han permitido aplicar esta técnica con gran precisión y eficacia, permitiendo que el tratamiento se realice sin riesgo y de forma ambulatoria.

 BIBLIOGRAFÍA

R.Fernandez-Melo, ET-A (2003) Malformaciones Arteriovenosas Cerebrales, Revista Neurologia. 37 (10) 967-975.
Gutiérrez Diaz, J.A, (1994) Ventajas de la radiocirugía .Radiocirugia de las malformaciones arteriovenosas .Neurocirugia ; (5) 352-356     
www. Extraído de Malformaciones arteriovenosas intracraneales y radiocirugía con Linac; articulo de revisión.Neurocirugia: (17) 317-324.
Neuroradiology (2013) Revista de Radiología. 55; 405-412..
Brown R.D. Jr; Flemming K.D. (2005). Natural history, evaluation and management of intracranial vascular malformations. Mayo Clin Proc. 80 2:269-281.
Ganz J.C.; Reda W.A. (2004).Adverse radiation effects. Acta Neurochir (Wien) 152:803-815.

viernes, 29 de mayo de 2015

Estudio comparativo entre el Sistema de planificación 3D y la técnica convencional 2D, en los tratamientos de braquiterapia H.D.R en Ca de cuello uterino.


Carrera: Licenciatura en Producciòn de Bioimágenes
Docentes: Lic. Mónica Cositorto
                  Lic. María Lidia Paz

Alumno: Cristian Rojas

La técnica por excelencia utilizada en tratamientos de Braquiterapia de Alta Tasa de Dosis (acrónimo en inglés, HDR, High Dose Rate) en Ca de cuello uterino, es en 2 dimensiones (2D). En los últimos años, se ha comenzado a planificar los tratamientos mediante técnicas computarizadas en 3 dimensiones. Es de gran importancia notar, que ambas técnicas difieren en la dimensión cartesiana en que se tomen los datos, es decir, la forma de cálculo manual se realiza en 2 dimensiones, mientras que el planificador puede resolver en 3 dimensiones. El motivo de esto es que es necesario establecer lapsos razonables en cada etapa del tratamiento, por lo que desarrollar una técnica manual (convencional) en 3 dimensiones sería un proceso matemáticamente engorroso, en donde los errores serían un factor enorme en dichos cálculos dosimétricos.
Tanto las técnicas como el equipamiento para el intento de  curar y/o reducción volumétrica de ciertos tumores malignos, ha evolucionado de manera notable, ponderando tanto la dosimetría, como el confort global del paciente, de modo que el tratamiento sea menos invasivo y logrando de esta manera disminuir el dolor e incomodidades que sufre en este tipo de tratamientos invasivos.
Para justificar estas tecnologías, y que puedan ser masivamente utilizadas, es necesario demostrar que todo proceso involucrado sea mejor que el anterior, es decir, que los beneficios sean superiores al detrimento, parámetro fundamental a la hora de sopesar una técnica nueva frente a la predecesora. En el caso particular de braquiterapia, la planificación de tratamientos, y su asociada dosimetría, debe ser cada vez más precisa, ya que nos encontramos en una época en que las conclusiones de estudios a largo plazo comienzan a arrojar nuevos resultados, en donde las prácticas que utilizan tecnologías de avanzada son más abundantes. Existen métodos que utilizan tecnología de última generación (TPS), a las que solo es necesario ingresar las imágenes radiográficas obtenidas con el método convencional (par radiológico ortogonal) e incorporar, a la computadora, los datos necesarios para que ésta calcule automáticamente la dosimetría necesaria para la planificación, con la debida  supervisión de los profesionales a cargo. La forma convencional de realizar esto sin la ayuda de un computador, es planificar en forma manual, contando con el equipamiento adecuado. El dosimetrista realizará las mediciones y cálculos dosimétricos necesarios sobre las mismas imágenes radiográficas que fueron tomadas en iguales condiciones a las utilizadas en el TPS y de este modo llegar a un resultado que debería ser análogo. Es de gran importancia notar, que ambas técnicas difieren en la dimensión cartesiana en que se tomen los datos, es decir, la forma de cálculo manual se realiza en 2 dimensiones, mientras que el planificador puede resolver en 3 dimensiones. Esto es debido a que es necesario establecer lapsos razonables en cada etapa del tratamiento, por lo que desarrollar una técnica manual (convencional) en 3 dimensiones sería de un proceso matemático engorroso, en donde los errores serían un factor enorme en dichos cálculos dosimétricos.

CÁNCER
El Cáncer se puede definir como una enfermedad donde la proliferación y diferenciación celular están alteradas, es decir “crecimiento descontrolado que progresa hacia la expansión sin límites”. Las células tumorales se diferencian de las células sanas debido a su cinética de crecimiento, la cual es mayor a la de las células normales.
El aumento gradual en el número de células con capacidad para dividirse crea una masa creciente de tejido conocido como un "tumor" o "neoplasia". Si la tasa de división celular es relativamente rápida y no hay señales de lesión en su lugar para activar la muerte celular, el tumor crecerá rápidamente de tamaño; si las células se dividen más lentamente, el crecimiento del tumor será más lento. Sin importar la tasa de crecimiento, los tumores finalmente aumentan de tamaño debido a que nuevas células se están produciendo en cantidades mayores de lo que es necesario.
Generalmente el cáncer se inicia en un grupo reducido de células, y se expande localmente destruyendo los tejidos normales que lo rodean, lo que se conoce como “invasión”, para finalmente viajar por el torrente sanguíneo o linfático colonizando órganos distantes, lo cual se conoce como “metástasis”. Este último estado depende del tamaño del tumor, no obstante, tumores pequeños pero mucho más agresivos, pueden hacer metástasis rápidamente.
Los tumores se clasifican como benignos o malignos.
Los tumores benignos son tumores que no se pueden diseminar por invasión o por metástasis, por lo tanto sólo crecen localmente. Los tumores malignos son aquellos que son capaces de diseminarse por invasión y por metástasis. Por definición, el término "cáncer" se aplica sólo a los tumores malignos.

CÁNCER DE CUELLO UTERINO
EPIDEMIOLOGÍA:
El cáncer de cuello uterino (CCU) continúa siendo el tumor ginecológico más frecuente en los países en vías de desarrollo, ocupando el segundo lugar luego del cáncer de mama. La OMS ha estimado 500.000 nuevos casos por año, de los cuales el 80% ocurren en países subdesarrollados. A pesar de ser una enfermedad evitable, el CCU sigue teniendo una alta prevalencia en nuestro país por la influencia de los factores de riesgo asociados al mismo: inicio precoz de relaciones sexuales, múltiples parejas sexuales, edad joven al primer parto, multiparidad, bajo nivel socioeconómico y enfermedades de transmisión sexual como: herpes simple tipo 2 y el HPV (VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO), sumándole a esto, las dificultades de acceso a los programas actuales de prevención del sector de la población de riesgo o vulnerable.
En países desarrollados la citología cervical, como método de screening, ha logrado reducir significativamente la incidencia y mortalidad por CCU. Los países subdesarrollados han tenido limitaciones como: baja cobertura de mujeres tamizadas, dificultades en el seguimiento de las pacientes con “pap” anormal, sensibilidad de la prueba entre moderada y baja (falsos negativos). En nuestro país, el Instituto Nacional del Cáncer ha publicado las nuevas recomendaciones para CCU que incluyen la prueba del HPV para tamizaje primario en Argentina y que, complementada con citología, permitirá reducir los falsos positivos y negativos del screening citológico. El Ministerio de Salud de la Nación ha aprobado la incorporación de este método para la prevención del CCU. En el año 2011 el Instituto Nacional del Cáncer, en colaboración con el Programa Nacional de prevención del Cáncer Cérvico-uterino, ha iniciado un proyecto para la incorporación de la prueba de HPV en los servicios de salud de la provincia de Jujuy, que luego extendería al resto de las provincias. La prueba de HPV por captura híbrida es una tecnología de biología molecular que detecta la presencia de ADN de los 13 tipos de HPV de alto riesgo oncogénico en las células del cuello uterino.

METODOLOGÍA DIAGNÓSTICA EN CÁNCER DE CUELLO UTERINO
*Examen ginecológico con evaluación de parametrios por tacto rectal (eventualmente bajo anestesia general).
*Examen de grupos ganglionares: inguinales, axilares, supraclaviculares. Con adenopatías palpables: punción biopsia con aguja fina (PAAF).
*Citología.
*Colposcopía.
* Biopsia para confirmar histología.
*Análisis de laboratorio.
*Rx de tórax.
*Urograma excretor.
*Cistoscopia.
*Rectosigmoideoscopia.
*Tomografía axial computada, abdóminopelviana.
*RNM: de mayor utilidad para la definición de planos en las indicaciones quirúrgicas primarias y para la evaluación de cirugías de rescate en las recurrencias.
* PET (Tomografía por Emisión de Positrones) en pacientes con CCU localmente avanzado para estadificación, respuesta al tratamiento y detección de recidivas.

FORMA DE DETECCIÓN
El diagnóstico de la presencia de CCU en la mujer se confirma cuando los síntomas preliminares y la prueba de Papanicolaou, indican la posible existencia de cáncer, el médico entonces lleva a cabo una biopsia, la cual consiste en la remoción quirúrgica de una muestra pequeña del tejido para su examen microscópico. (En el caso de las leucemias, una muestra pequeña de sangre sirve para el mismo propósito).
Este examen microscópico le indica al médico la existencia de un tumor y además su naturaleza (benigna o maligna).
Bajo el microscopio el tejido canceroso se caracteriza por su distintiva apariencia. Entre las características que el médico busca, están: un gran número de células de forma irregular, dividiéndose, la variación en el tamaño y la forma nuclear, la variación en el tamaño y la forma de la célula, la pérdida de las características especializadas de la célula, la pérdida de la organización normal del tejido y un límite externo mal definido del tumor.

MECANISMOS DE DISEMINACIÓN
Las principales vías de diseminación del CCU son: hacia la mucosa vaginal, extendiéndose de forma microscópica más allá de los límites de la lesión visible o palpable, hacia el miometrio del segmento uterino inferior y el cuerpo, especialmente en el caso de las lesiones originadas en el endocérvix; hacia los linfáticos paracervicales y desde allí a los ganglios linfáticos afectados con más frecuencia (es decir los ganglios obturadores, hipogástricos e iliacos externos), y extensión directa hacia estructuras adyacentes o parametrios, que pueden alcanzar la fascia obturatriz y la pared de la pelvis verdadera.
La extensión de la enfermedad hacia la vejiga o el recto puede asociarse o no con la aparición de fístulas vesicovaginales o rectovaginales (orificio o comunicación normal entre el recto y la vagina).
Se ha apreciado en diversos estudios anatómicos que la localización de la afectación linfática muestra una correlación con el estadio de la enfermedad.

RADIOTERAPIA.
Es un tratamiento con radiaciones que trata de llevar la máxima dosis de radiación posible a las células tumorales, con un mínimo de dosis a los tejidos circundantes. De la cual se desprenden dos modalidades: Teleterapia que quiere decir “lejos”, por lo que significa terapia a distancia y Braquiterapia.

BRAQUITERAPIA.
Es un método de tratamiento en el cual se usan fuentes radiactivas selladas para suministrar la dosis a corta distancia en un tejido o tumor, por medio de aplicaciones intersticiales, intracavitarias o intraluminal. Consiste en insertar pequeñas fuentes radiactivas en contacto con el volumen tumoral, es decir terapia de corta distancia. Con este tipo de tratamiento, altas dosis de radiación pueden ser transportadas localmente al tumor, afectando en lo mínimo a los tejidos contiguos sanos.
La braquiterapia se puede clasificar de la siguiente manera:
Braquiterapia:
            1) Tipo de procedimiento               a) baja tasa de dosis
b) alta tasa
2) Duración del tratamiento          a) Temporal
b) Permanente
3) Formas de aplicación, por        a) Intersticial
    la posición                                               b) Endocavitaria

De acuerdo al tipo de procedimiento:
BRAQUITERAPIA DE BAJA TASA DE DOSIS (LDR)
La rapidez de dosis de radiación liberada de la fuente radiactiva es baja, por lo que el paciente debe permanecer durante varias horas aislado, generalmente dos o tres días, para poder recibir la dosis indicada.
BRAQUITERAPIA DE ALTA TASA DE DOSIS (HDR)
La rapidez de dosis absorbida liberada de la fuente radiactiva es alta, por lo cual será entregada en un lapso corto de tiempo, reduciendo así el tratamiento a minutos.  
BRAQUITERAPIA DE CCU. PLANIFICACION DE CALCULOS
Desde las primeras aplicaciones de la Braquiterapia, la región anatómica que más a menudo se trata es el cérvix del útero, aunque con la técnica intracavitaria se pueden tratar otras regiones, como son el endometrio, la vagina y el recto.
En la braquiterapia intracavitaria de baja tasa de dosis se usaban tres técnicas: Sistema Paris, Sistema Manchester y Sistema de Estocolmo. Actualmente el método más usado para braquiterapia de alta tasa de dosis es el sistema de Manchester que tiene una gran aceptación no solo por el control que tiene sobre las fuentes sino también por su alta adaptabilidad a varios estadios de CCU.
Sistema Manchester: Utilizaba caucho negro en el ovoide vaginal. Consistía en dos aplicaciones de 72 hrs. cada una en el intervalo de 10 días, comúnmente se utilizaban tres fuentes uterinas, pero el número de fuentes utilizadas dependía de la longitud de la cavidad uterina. Actualmente, para diferentes tamaños de vaginas se disponen de diferentes tamaños de ovoides y el número de fuentes depende de la histerometría.

PROCEDIMIENTO DEL ESTUDIO COMPARATIVO.
Se analizaron aleatoriamente las dosimetrías de distintos implantes de braquiterapia HDR  pertenecientes a pacientes con patología de CCU, que previamente recibieron radioterapia externa (CO60 y ALE) en caja a pelvis (50.4 Gy en 28 fracciones con técnica isocentrica) más braquiterapia endocavitaria, cuando las condiciones anatómicas lo permitieron. En la serie de implantes se comparó la dosimetría efectuada por placas ortogonales utilizando HDR con la dosimetría efectuada por TAC, evaluando los puntos de prescripción de dosis, dosis en órganos de riesgo versus uso de volúmenes en iguales condiciones (definidos por ICRU 38 e ICRU 50;  Comité Internacional de Unidades y Medidas Radiológicas-ICRU).
El dispositivo usado en los implantes fue el Fletcher-Suit-Delclos, siendo controlado con placas ortogonales para la dosimetría posterior. Las dosimetrías se efectuaron siguiendo el método tradicional (Manchester). Se marcaron en las placas el punto vesical, punto rectal, punto útero-cérvix (volumen blanco); adicionalmente, para optimizar la dosimetría de alta tasa de dosis se marcaron los puntos A y puntos B. Se efectuó el cálculo de dosis y se procedió al tratamiento de las pacientes según guías americanas de HDR y puntos de restricción según ICRU 38. Previo al tratamiento se realizó una TAC pélvica con dispositivo in situ con cortes cada 5 mm, se marcó en cada corte el dispositivo, vejiga, recto y volumen blanco cervico-uterino. Una vez reconstruidas las distintas estructuras se efectuó idéntica dosimetría para cada paciente según placas ortogonales y sus respectivas restricciones. Las dosimetrías por placas ortogonales y TAC se realizaron utilizando el programa Brachyvision (Varian), obteniéndose las dosis en puntos de interés ICRU e histogramas de dosis/volumen para cada órgano a riesgo (vejiga y recto), según corresponda. El tratamiento se efectuó utilizando el equipo de carga automática diferida remota Varisource.

RESULTADOS:
Las dosis fueron comparadas para cada órgano de riesgo (vejiga y recto), marcado por TAC y por placas ortogonales. Los valores expresados en unidades Gray mostraron diferencias entre la dosis medida por placas ortogonales y la dosis calculada con TAC.
Para la vejiga estas diferencias alcanzaron un 260% y para recto el 133%, puntos calientes según ICRU 50.
Los volúmenes del tejido blanco fueron medidos para cada paciente luego del implante, considerándose el cérvix (medido desde el tope del tándem central) y cuerpo uterino en su totalidad.
La dosimetría se optimizó según puntos ICRU y  normas de la American Brachytherapy Society en las placas ortogonales, posteriormente se trasladó la dosimetría a la TAC de simulación, comparando volumen blanco (útero–cérvix) versus volumen cubierto por curva de dosis prescrita (0.8 Gy / Puntos A y B). Se observó para todos los casos que la curva de isodosis prescrita no cubre al volumen blanco en su totalidad (100% cervix/utero parcial).

CONCLUSIÓN:
Las dosimetrías efectuadas con TAC son comparables a las realizadas por placas ortogonales, en relación a la dosis en puntos dosimétricos clásicos (Puntos A y B, con variación no mayor al 5%). Sin embargo, los puntos calientes fueron subestimados en dosimetría con placas para recto y vejiga (según ICRU 50), debido principalmente a la tridimensionalidad de las estructuras, la forma y pared de los órganos y su distancia a la fuente.
Los volúmenes blancos marcados en TAC (cérvix y cuerpo uterino) sumado a la dosimetría efectuada por puntos clásicos (placas ortogonales), generaron volúmenes de tratamiento que los cubren parcialmente (cuerpo uterino). No obstante, el volumen blanco con dosis prescrita cubre el cérvix satisfactoriamente, siendo un problema anatómico y no estadístico, debido a la patología a la hora de colocar el dispositivo.
Por lo que se concluye que a la hora de realizar la dosimetría debería ser realizada a través de TAC (ya que la dosimetría por placas ortogonales muestra menor exactitud), ajustándola según puntos de dosis para HDR, ya que su distribución en el tejido blanco eventualmente podría ser optimizada, por otro lado también puede ser más precisa la dosis que reciben los distintos órganos en riesgo y así evitar superficies calientes en los mismos.
Es preciso resaltar el valor del taponamiento vaginal debido a que aleja las estructuras de riesgo, principalmente vejiga, cuya variación de dosis es mayor a lo estimado por la dosimetría clásica. De acuerdo a la posición de este órgano, probablemente se generan puntos calientes a nivel de asas intestinales no deseables y no cuantificadas en el presente estudio. Así la toxicidad estaría dada por la dosis acumulada a los órganos en riesgo y no la dosis/fracción recibida (tanto aguda como crónica), realzando la importancia del factor geométrico para cada implante.

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Pagina de internet
http://www.cancer.gov/espanol/pdq/tratamiento/cuellouterino/Patient/page2