miércoles, 5 de diciembre de 2012

Actualidad de los textos de Freud.Lo masculino y lo femenino en la Obra de Freud.

Universidad de la Marina Mercante
Facultad de Humanidades

Asignatura: Psicoanálisis I
Trabajo práctico: Vigencia del texto freudiano
Docentes: Dra. Beatriz M. Rodríguez
                   Lic. Gustavo Gaccetta
Alumna: Analía González
Turno: Noche
Año: 2012


                                                     “…Pero, primero, es preciso que conozcan la naturaleza humana y las modificaciones que ha sufrido, ya que nuestra antigua naturaleza no era la misma de ahora, sino diferente. …
                                          …Eran tres los sexos y de estas características, porque lo masculino era originariamente descendiente del sol, lo femenino, de la tierra y lo que participaba de ambos, de la luna, pues también la luna participa de uno y de otro. Precisamente eran circulares ellos mismos y su marcha, por ser similares a sus progenitores. …
                                          …Tras pensarlo detenidamente dijo, al fin, Zeus: Me parece que tengo el medio de cómo podrían seguir existiendo los hombres y, a la vez, cesar de su desenfreno haciéndolos más débiles.
Ahora mismo, dijo, los cortaré en dos mitades a cada uno y de esta forma serán a la vez más débiles y más útiles para nosotros por ser más numerosos. …                        
                                           …Desde hace tanto tiempo, pues, es el amor de los unos a los otros innato en los hombres y restaurador de la antigua naturaleza, que intenta hacer uno solo de dos y sanar la naturaleza humana. Por tanto, cada uno de nosotros es un símbolo de hombre, al haber quedado seccionado en dos de uno solo, como los lenguados.
Por esta razón, precisamente, cada uno está buscando siempre su propio símbolo. En consecuencia, cuantos hombres son sección de aquél ser de sexo común que entonces se llamaba andrógino son aficionados a las mujeres, y pertenece también a este género la mayoría de los adúlteros; y proceden también de él cuantas mujeres, a su vez, son aficionadas a los hombres y adúlteras. …
                                                     …Amor es, en consecuencia, el nombre para el deseo y la persecución de esa integridad. Antes, como digo, éramos uno, pero ahora por nuestra iniquidad,  hemos sido separados por la divinidad, como los arcadios por los lacedemonios. Existe, pues, el temor de que, si no somos mesurados respecto a los dioses, podamos ser partidos de nuevo en dos y andemos por ahí como los que están esculpidos en relieve en las estelas, cerrados en dos por la nariz, convertidos en téseras. …”
                  Extraído del Discurso de Aristófanes.
Platón, El Banquete


INTRODUCCION
Freud revolucionó con su propuesta del inconsciente y de la sexualidad, y  en lo que respecta a la construcción de una sexualidad femenina  aportó una escucha que no existía hasta entonces.
Los textos de Freud no sólo hacen aportes a la diferencia sexual, sino también sobre los géneros, consideraciones sobre los hombres y las mujeres que se sostienen en el tiempo, conceptualizaciones centradas en el papel de la sexualidad, de la pulsión y del deseo.
En su teoría del desarrollo sexual el prototipo para ambos géneros es el masculino, ambos sexos poseen una libido masculina que tiene por objeto fálico inicial a la madre. La niña por más que ha nacido anatómicamente con el sexo femenino deviene mujer a partir de una construcción.
El hombre tiene legitimada la expresión del deseo, y la mujer debe ser el objeto del mismo; hombres y mujeres nacemos con un conjunto de motivaciones que van a regir nuestra vida, pero el proceso cultural introduce un corte, una escisión que convierte a los hombres en sujeto y a las mujeres en objeto.
“La escisión genérica y la especialización social y cultural de las mujeres particulares para la prostitución, se explican por la enajenación de la mujer basada en la separación de su cuerpo y de su subjetividad que no son suyos, que le han sido conculcados. La propiedad general de todas las mujeres por los hombres es una determinación histórica esencial que las hace a todas seres dispuestas a ser ocupadas, seres en disposición, en servidumbre voluntaria: putas” (Lagarde, 1997; en Rodríguez, 2011).
El presente trabajo pretende dar cuenta de la actualidad de los textos de Freud a partir de la lectura del libro “Prostitución, del tabú a la banalidad” de Beatriz Rodríguez.


DESARROLLO:
Si hacemos una lectura histórica la mujer tiene alma desde hace relativamente poco, desde el Concilio de Trento, en 1563, que si bien produjo cierto avance en la consideración de la mujer, se encargó de sistematizar la consagración al matrimonio o la vida de convento como las únicas salidas decorosas y admisibles  para el género femenino.
“El imaginario de Occidente que encerrara a la mujer en un orden binario sólo creado para ella (es frígida o ninfómana), condensó la identidad femenina en sólo dos opciones estereotipadas: es madre o prostituta” (Rodríguez, 2011).
 Las mujeres  “eran percibidas como diferentes por tanto no del todo comprensibles, no del todo previsibles, y no del todo controlables”.
La mujer ha sido considerada como ajena y diferente del hombre y actualmente esta concepción esta presente en innumerables prejuicios, que se expresan por ejemplo en las expresiones gramaticales, los términos de la lengua castellana como aventurero, ambicioso, zorro, hacen referencia a un hombre intrépido, sin miedos, valiente y visionario, mientras que los mismos términos utilizados en femenino: aventurera, ambiciosa, zorra, hacen referencia a un único vocablo: puta, que remite, como marca acertadamente Beatriz Rodríguez, “indefectiblemente como sinónimo a mujer” (Rodríguez, 2011).
La historia nos muestra a la mujer como mercancía, conjugando en el papel de mujer a la madre y esposa que pasa de la economía del padre a la economía del marido, siendo la reproducción su principal objetivo. La mujer transitaba del apellido del padre al del marido, se podría decir que no hay un apellido de mujer, se le permite a la mujer funcionar con una identidad social, pero ésta  no le permite una posición en la escena sexual o en la maternidad, socialmente funciona con lo que tiene de su padre o con lo que adquiere de su marido pero nunca con sus faltas.
“La prostituta es objeto público de consumo en el mercado, es intercambiable, sustituible por cualquier otra. También la esposa es mujer objeto, pero su dependencia del hombre es directa, no pasa por el mercado, así como la amante es objeto erótico, privado, singular y especifico” (Rodríguez, 2011).
La única sexualidad que se le permitía a la mujer era la de la reproducción biológica sin acceso al campo del deseo, y esta represión sexual equivalía a una represión intelectual, puesto que la mujer ha sido considerada inferior al hombre.
A decir de Foucault  ya con el poder pastoral se inició "la prohibición de hacer y la obligación de decir". De allí que no resulte extraño que la sexualidad sea uno de los mecanismos por excelencia de control, puesto que mediante ella el individuo es objetivado "para sí mismo y para los demás" mediante ciertos procedimientos estatales. El hombre no es el representante del Estado para la mujer. Para que el Estado funcione como funciona es necesario que haya del hombre a la mujer o del adulto al niño relaciones de dominación bien especíificas que tengan su configuración propia y su relativa autonomía.
A partir del psicoanálisis se piensa a la mujer con deseos, y hablante, Freud le propone a la mujer que hable y la escucha, la introduce en el orden simbólico.
Pero hay que destacar que el pensamiento freudiano está inmerso en el contexto de la Viena Imperial, de costumbres burguesas e ideas patriarcales.
En Freud convivieron distintas corrientes de pensamiento, el clasicismo con la modernidad en ebullición, la razón ilustrada con las fuerzas irracionales del ello, y esta convergencia se manifiesta en su propuesta teórica sobre las mujeres y la diferencia sexual con todas sus contradicciones.
De igual modo hay que considerar que la experiencia de Freud y su contacto con las mujeres no respondían a un patrón homogéneo, es sabido que no era lo mismo su modo de relacionarse con Martha, su esposa y pilar de su hogar, que con Minna, su cuñada, con quien como lo indican algunos biógrafos compartía confidencias, comentarios sobre sus trabajos, juegos de mesa y viajes.
En la obra de Freud está en juego la polaridad sujeto-objeto en relación a la diferencia sexual anatómica. En “Tres Ensayos para una teoría sexual” (1905) establece una tajante división entre lo masculino, sujeto, activo con posesión de pene por un lado y lo femenino, objeto pasivo, y sin posesión de pene por el otro.
 La posición de la mujer como objeto vuelve a ser considerada por Freud  en “Tótem y Tabú” (1913) cuando afirma que las mujeres son posesión del padre de la horda y objeto de intercambio; y en el texto “El tabú de la virginidad” (1918) señala que la causa del tabú es que la mujer es extraña y hostil para el hombre.
Freud sostuvo que el desarrollo femenino era más difícil de lograr que el masculino, tanto porque era necesario el cambio del primer objeto de amor que es la madre hacia el padre así como el viraje de la sexualidad clitoridiana, activa por naturaleza a la sexualidad vaginal pasiva. Además considera que las niñas sufren una mortificación irrecuperable al darse cuenta que poseen un genital “inferior”, en tanto el deseo de la niña de tener un hijo no es sino un sustituto del ansiado pene puesto que su castración es completa y no una amenaza como sucede en los niños. La denominada protesta masculina y la envidia del pene son la base de la psicología femenina.
La niña se niega a aceptar el hecho de su castración y se empeña en asegurar que posee un pene viéndose de este modo a comportarse como si en realidad fuera un hombre como ocurre en el complejo de masculinidad.
El pene como ordenador instaura por una parte un ser y por otra parte un tener, que dan realidad a los sujetos que se ubican de cada lado. El lado del ser corresponde a la femineidad como Freud la caracteriza cuando afirma que una mujer suplanta con la vanidad del cuerpo la herida narcisista de su privación de pene. El problema es que hay un solo significante, el falo, para los dos sexos; no hay un significante para masculino y femenino diferenciado.
“Es indudable, dirá Silvia Bleichmar, que el hombre ha cambiado históricamente; que las representaciones de si mismo y de la propia realidad no se mantienen estrictamente en los términos con que fueron pensadas por el psicoanálisis de los comienzos. Sin embargo las representaciones femeninas desde el psicoanálisis, aún parecen anudadas en las trampas del binarismo: la mujer es madre o prostituta. Soñada por hombres, narrada por hombres, temida y deseada por hombres, la mujer adapta su sentir sus percepciones y su código amoroso al repertorio de la demanda viril. Una profunda convicción disciplinada, poderosa, largamente elaborada le indica que su lugar estuvo socialmente ordenado y definido en relación al varón” (Rodríguez, 2011).
Aunque Freud reconoce  que no se pueden homologar las categorías de activo-masculino y de pasivo-femenino, estas polaridades están soldadas en un marco de orden binario.
Especialmente en una sociedad donde los hombres son dominantes es imposible discutir el erotismo femenino, sin tener conciencia de que las fuerzas que modelan las fantasías sexuales son masculinas y remiten a los recuerdos de la primera intimidad con sus madres.


CONCLUSION
La posición de objeto de la mujer en Freud esta ligada al lugar del enigma, a raíz de la pregunta “¿Qué quiere una mujer?”, asume este enigma para el sujeto masculino.
El texto freudiano rescata, enfatiza e ilumina el papel de la sexualidad, de la pulsión y del deseo enmarcado en el complejo Edipo-castración.
En los últimos años se ha producido una universalización de los ideales de la sexualidad femenina a través de la difusión en los medios e comunicación masiva y de las crecientes redes sociales, siendo la consigna que la mujer debe igualar al hombre en todos los niveles inclusive en la disponibilidad sexual. Consigna que no hace más que ignorar la diferencia del deseo del hombre y de la mujer y por tanto la negociación de dicha diferencia.
En “Malestar en la Cultura”  Freud asevera que las mujeres están escasamente dotadas para la sublimación, y que la obra cultural es una tarea masculina, cayendo en un prejuicio hondamente arraigado en su época.
Hay una inclusión diferente de la mujer en todos los ámbitos, marcada por la cultura, que además determina las características y los roles para hombres y mujeres.
Creo que el pensamiento de Freud opera en el registro de lo humano, de la cultura y expresa sus paradojas al intentar sostener una idea universal sobre la mujer.


BIBLIOGRAFIA:

·        Freud, Sigmund: “33ª conferencia. La Feminidad. En: Obras completas.    Vol. XXII. Buenos Aires. Amorrortu editores. 1992.

·        Freud, Sigmund: “El tabú de la virginidad”. En: Obras completas. Vol. XXI; Buenos Aires. Amorrortu editores. 1992.

·        Freud, Sigmund: “Malestar en la cultura”. En: Obras completas. Vol. XXIII. Buenos Aires. Amorrortu editores. 1992.

·        Freud, Sigmund: “Tótem y tabú”. En: Obras completas. Vol. XIII. Buenos Aires. Amorrortu editores .1992.

·        Freud, Sigmund: “Tres ensayos para una teoría sexual”. En: Obras completas. Vol. IX. Amorrortu editores.1992

·        Rodríguez, Beatriz M.: Prostitución, del tabú a la banalidad. Buenos Aires. Lugar Editorial. 2011.






miércoles, 28 de noviembre de 2012

Vigencia del texto Freudiano

Universidad de la Marina Mercante
Facultad de Humanidades

Asignatura: Psicoanálisis I
Trabajo práctico: Vigencia del texto freudiano
Docentes: Dra. Beatriz M. Rodríguez
                   Lic. Gustavo Gaccetta
Alumna: M. Gimena Hernández
Turno: Noche
Año: 2012


Se me plantea en este trabajo el desafío de demostrar la vigencia del texto freudiano. Y puedo afirmar, no sólo que siguen vigentes los textos de Sigmund Freud, sino que, en cierta medida, siguen merodeando, aunque mitigadas, algunas creencias y conductas propias del paradigma de fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Trataré de demostrar esta vigencia a partir de aquel texto de Freud, escrito en 1912, conocido como “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa”,  en el cual plantea como eje central del texto, la impotencia psíquica del hombre.
Parafraseando a Freud, existen dos corrientes cuya unión asegura una conducta amorosa normal: la tierna y la sensual.
La corriente tierna es la más antigua, proviene de la primera infancia, y se dirige a las personas que integran la familia y a las que tienen a su cargo la crianza del niño. Es decir, los niños eligen como primeros objetos de amor a estas personas y esto ocurre porque las pulsiones sexuales se apuntalan, en primera instancia, en las pulsiones de autoconservación.
Durante la pubertad, se añade la corriente sensual. Aquí tropieza con los obstáculos de la barrera del incesto y exterioriza el afán de hallar lo más pronto posible el paso desde esos objetos, inapropiados en la realidad, hacia otros objetos con los que pueda cumplirse una real vida sexual.
Como expone Beatriz Rodríguez en “Prostitución: del tabú a la banalidad”, la madre –buena, casta, fiel, monógama- es la destinataria del amor tierno; objeto de la corriente sensual son las mujeres del mal: las prostitutas.

(…) la sexualidad femenina se escinde dando lugar a una maternidad sacralizada y venerable, y a un erotismo vil, de modo tal que ninguna mujer puede eludir la construcción de su subjetividad en torno a una de estas representaciones. (Rodríguez, 2011).

Retomando a Freud, el varón dejará a su padre y a su madre y se allegará a su mujer, así quedan conjugadas ternura y sensualidad. Pero si la corriente sensual se fija en objetos incestuosos (la madre o la hermana, por ejemplo), y hay una frustración real que contraríe la nueva elección de objeto y la desvalorice, el resultado será la impotencia.
El desencuentro de las corrientes mencionadas conduce a la impotencia psíquica, la cual consiste en que los órganos ejecutivos de la sexualidad rehúsan el cumplimiento del acto sexual. Pero esa denegación sólo surge cuando se ensaya con ciertas personas, mientras que nunca sucede con otras.
El hombre que sufre de impotencia psíquica, dirá Freud, ha limitado su elección de objeto y la corriente sensual sólo busca objetos que no le recuerden a las personas incestuosas prohibidas:

“Cuando aman no anhelan, y cuando anhelan no pueden amar. Buscan objetos a los que no necesitan amar, a fin de mantener alejada su sensualidad de los objetos amados; y luego, si un rasgo a menudo nimio del objeto elegido para evitar el incesto recuerda al objeto que debía evitarse, sobreviene, (…) esa extraña denegación que es la impotencia psíquica.
Para protegerse de esa perturbación, el principal recurso de que se vale el hombre que se encuentra en esa escisión amorosa consiste en la degradación psíquica del objeto sexual, al par que la sobrestimación que normalmente recae sobre el objeto sexual es reservada para el objeto incestuoso y sus subrogaciones.” (Freud, 1912)

En “Historias de diván”, Gabriel Rolón nos presenta la historia de Mariano, un hombre de 40 años, casado, que mantenía relaciones amorosas con dos mujeres: Débora, su esposa, y Valentina, su amante. A continuación se transcribe un fragmento de una sesión:

-…¿qué es aquello tan fuerte que Valentina le da como para que usted arriesgue todo lo que emocionalmente ha construido en estos años? (…)
-Yo con Valentina puedo tener sexo sin límites (…) puedo tratarla, aunque sea de a ratos, como si fuera una cosa (…) destinada a darme placer (…) pedirle, no sé, que se ponga un portaligas, que se masturbe delante de mí y me permita mirarla (…) que hablemos de la posibilidad de invitar a alguien más a la cama, que tengamos sexo oral… muchas cosas que se imaginará que no puedo pedirle a mi mujer.
-¿Por qué no?, ¿a ella no le gusta?
-¿Y cómo voy a saberlo? Jamás se lo preguntaría. Sería ofenderla (…) Débora es la madre de mis hijos.

Este fragmento nos demuestra que, si bien han pasado cien años desde que Freud escribió esta Segunda Contribución a la Psicología del Amor, en la actualidad sigue habiendo hombres que, como Mariano, han quitado todo contenido erótico a su relación de pareja para armar una familia.

“Casi siempre el hombre se siente limitado en su quehacer sexual por el respeto a la mujer, y sólo desarrolla su potencia plena cuando está frente a un objeto sexual degradado, (…) en sus metas sexuales entran componentes perversos que no osa satisfacer en la mujer respetada. Sólo le es deparado un pleno goce sexual si puede entregarse a la satisfacción sin miramientos, cosa que no se atreve a hacer, por ejemplo, con su educada esposa.” (Freud, 1912)

La doble moral sexual que consiste, en términos de Rodríguez (2011), en que “se prohíbe a la mayoría de las mujeres cualquier forma de sexualidad fuera del matrimonio, tolerándose en cambio entre los varones”, rigió el matrimonio de la Modernidad, el cual fue, “un acuerdo hipócrita plagado de asimetrías: el varón sólo se entregaba a un goce pleno en el vínculo extramarital con un objeto degradado”.
Un siglo después, la moral sexual doble, tal como Freud la llamaba, continúa rigiendo nuestro sistema de creencias y comportamientos, a pesar de aquella supuesta libertad sexual que parecería poseer la mujer actual.

“(…) en la actualidad, la estabilidad conyugal depende –en gran medida- de la aptitud femenina para poner en escena una suerte de erotismo lúdico” (…) El imaginario social ha acuñado una expresión que sintetiza estas virtudes: “Una dama en la sala y una puta en la cama”, a la que ella graciosamente adhiere por sobre todas las otras formas de ser mujer, pues supone que de este modo su marido no buscará fuera del hogar aquello que puede hallar adentro.” (Rodríguez, 2011).

Me gustaría remitirme a una publicidad de la cerveza Brahma, emitida en la televisión argentina en el año 2007.  En la misma, un joven se encuentra paseando con su novia, y en el transcurso de este paseo comienza a fantasear con otras mujeres que, como es de esperar en el mundo televisivo, son jóvenes, bellas y sensuales. Estas mujeres se ofrecen -o se regalan- a él, cantando:

Soy tuya, en casa tengo Brahmas y el kamasutra.
Soy tuya, policía, colegiala, enfermera.
(…)
Somos tuyas, te esperamos todas en las duchas
Soy viuda, heredé una fortuna y es tuya
(…)
Somos tuyas, sabemos lo que a vos te gusta
Soy tuya, hago todo lo que a vos te gusta

Con este ejemplo quiero demostrar que, “el sexo no es aún una práctica llevada a cabo entre semejantes, antes bien continua siendo el ejercicio del dominio de un sujeto sobre otro devenido objeto”. (Rodríguez, 2011).

“Las mujeres pueden, en apariencia, haberse alejado del hogar, de las relaciones vinculares tradicionales, de la posición sumisa en el juego erótico, o de la ficción fetichista de inocencia y fragilidad; pero no han alcanzado aún reivindicación alguna, al menos en el terreno sexual, cualquiera sea su pareja, amante, marido o violador, las mujeres siempre son puestas en situación de sumisión y apremio.” (Rodríguez, 2011).

Quisiera finalizar este trabajo concluyendo, tal como afirmé al principio del mismo, si bien me he centrado únicamente en “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa” (Freud, 1912), que los textos freudianos continúan vigentes hoy en día y son el material sobre el cual muchos otros autores han trabajado, y continúan haciéndolo, para dar luz a nuevas teorías. El libro “Prostitución: Del tabú a la banalidad”, de Beatriz Rodríguez, es un indiscutible ejemplo de esta vigencia freudiana.


Referencias bibliográficas

Freud, Sigmund. [1912] "Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa. (Contribuciones a la Psicología del amor, II)". En: Obras Completas. VOL. XI. Buenos Aires. Amorrortu. 1992.

Rodríguez, Beatriz M. Prostitución: del tabú a la banalidad: Mercados del amor. Buenos Aires. Lugar. 2011.

Rolón, Gabriel. "Entre el amor y el deseo, la indecisión (La historia de Mariano)". En: Historias de diván. Buenos Aires. Planeta. 2007.

jueves, 18 de octubre de 2012

Consideraciones acerca de la Contratransferencia a partir de la película “Un Método Peligroso”


FACULTAD DE HUMANIDADES

CARRERA: Licenciatura en Psicología

ASIGNATURA: Psicología Clínica de Adultos

DOCENTES: Dra. Beatriz M. Rodríguez
                         Lic. Gustavo Gaccetta

AÑO: 2012 

ALUMNO: Miguel Ángel Ocampo



INTRODUCCION

Ficha técnica de la película “Un método peligroso”
Director:  David Cronenberg
Productores: Recorded Picture Company (RPC), Lago Film, Prospero Pictures
Guionistas: Christopher Hampton, John Kerr
Actores: Viggo Mortensen, Keira Knightley, Vincent Cassel, Michael Fassbender, Arndt Schwering-Sohnrey, André Hennicke, Anna Thalbach, Sarah Gadon, Mignon Remé, Mareike Carrière, Franziska Arndt, Wladimir Matuchin, André Dietz, Sarah Marecek, Bjorn Geske
Género: Drama, Thriller
País: Estados Unidos
Duración: 93 min.
Año: 2011
Titulo Original: A Dangerous Method


SINOPSIS  (del film)

En vísperas de la I Guerra Mundial, las bulliciosas calles de Zurich y Viena sirven de marco para una oscura historia con trasfondo sexual e intelectual. Zurich, 1904. El psiquiatra Carl Jung, de 29 años, está empezando su carrera profesional y vive en el hospital Burghölzli con su esposa embarazada. Jung ensaya el tratamiento experimental inventado por Freud, el psicoanálisis o 'curación por la palabra', como también se conocía entonces, con Sabina Spielrein, una paciente de 18 años. Sabina es una joven rusa, muy culta, que habla alemán a la perfección, con un diagnóstico de histeria que puede llegar a la violencia. En sus conversaciones con Jung, revela haber tenido una infancia plagada de humillaciones y palizas que le infligía un padre autoritario. El psicoanálisis no tarda en sacar a la luz un inquietante elemento sexual en su disfunción, apoyando la teoría de Freud que relaciona la sexualidad con los desórdenes emocionales. Jung y Freud traban amistad a través de un intercambio epistolar acerca de Sabina, y su primera reunión sólo puede describirse como maratónica. A la vez que la relación entre los dos psiquiatras se estrecha, Freud ve en Jung a su heredero intelectual, también lo hace la relación entre Jung y Sabina, una mujer brillante a pesar de su enfermedad. El tratamiento tiene éxito y Sabina decide convertirse en psiquiatra con el apoyo de Jung.


Transferencia:Designa, en psicoanálisis, el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y, de un modo especial, dentro de la relación analítica. Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de actualidad”
“La transferencia se reconoce clásicamente como el terreno en el que se desarrolla la problemática de una cura psicoanalítica, caracterizándose esta por la instauración, modalidades, interpretación y resolución de transferencia.  
 (Jean Laplanche – Jean Bertrand Pontalis)


Contratransferencia: “Conjunto de las reacciones inconscientes del analista frente a la persona del analizado y, especialmente, frente a la transferencia de este”
(Jean Laplanche – Jean Bertrand Pontalis)


ANALISIS DE LA PELICULA

La relación transferencial

En el Hospital Burghölzli Jung ensaya el tratamiento experimental inventado por Freud, como analista con Sabina una paciente que es derivada al Hospital.

Se puede observar una fuerte trasferencia, por parte de Sabina hacia el Analista. Se puede ejemplificar en la escena donde Jung y Sabina bajan una escalera en una zona arbolada y a la paciente se le cae su sobretodo, el Analista gentilmente le recoge su sobretodo y lo golpea para sacudirlo. Esto hace reaccionar a la paciente, Ella deposita en su analista el modo que subjetivamente se relacionaba con su padre.

“La situación analítica es particularmente propicia para dar lugar al surgimiento de derivados de lo reprimido, esto se expresan en la forma de necesidades emocionales muy concretas dirigidas a la persona del analista”. “El paciente interpreta entonces erróneamente el presente en términos del pasado…” (Dra. Beatriz M. Rodríguez, Desde la Clínica pagina 15).
Según Freud la transferencia la ejemplificamos en tres ordenes:
                                            
                                   Tierna: puede ser motor
                                   Erótica: funciona como obstáculos
                                   Hostil: funciona como resistencias

Según Freud  la transferencia erótica se vale del vínculo amoroso que se da en el análisis para ofrecer resistencia.


Freud en “La dinámica de la transferencia” plantea que la intensificación del amor de transferencia como manifestación de la resistencia del analizante es un fenómeno esperable, de ocurrencia típica conforme el análisis se aproxima al núcleo patógeno generador de síntomas. Y afirmar que cuando irrumpe sobreviene un total cambio de vía de la escena.

A modo de interpretar la trasferencia en el psicoanálisis podemos citar lo siguiente:

“En la literatura psicoanalítica suelen presentarse casos clínicos en los que resultan evidentes las interpretaciones transferenciales que toman como punto de referencia algún estimulo proveniente de la propia persona del analista” (Dra. Beatriz M. Rodríguez, Desde la Clínica página 22).

La transferencia de la paciente en la película es por lo tanto erótica.

La Contratransferencia en la película 

En la Contratransferencia es el analista que esta involucrado emocionalmente con su paciente.

“El tema de la Contratransferencia…… el análisis didáctico aspira en gran medida a eliminar las tendencias inconscientes del analista a expresar sus impulsos amorosos u hostiles no resueltos en relación a circunstancia que podrían ser actualizadas por cada paciente, reaccionando a la transferencia con una Contratransferencia” (Dra. Beatriz M. Rodríguez, Desde la Clínica pagina 17).

Jung no tuvo reparos en tener relaciones íntimas con su paciente Sabina, siendo su conducta la más indecorosa y cínica de las conductas, teniendo una relación de Contratransferencia (para Sabina Jung fue su primer amor).

En la película se dieron varias escenas de importancia, como la interacción de la esposa de Jung con el padre de Sabina, y los de la paciente con el mismísimo Freud, a lo que Freud en determinado momento le pide disculpas, por su juicio erróneo, esto resulta cuando Jung reconoce su relación amorosa con Sabina al padre del Psicoanálisis).



Conclusión

Jung era discípulo dilecto de Freud, y sabía muy bien de la ética del psicoanálisis. Jung no tuvo reparos en sugestionar, relacionarse íntimamente y abusar de un paciente que trae al análisis su sufrimiento.

La preparación de un psicoanalista es fundamental, para tratar a pacientes que tienen diferentes sufrimientos, a manera de concluir si el analista tiene dificultades para tratar a un paciente, lo más correcto es la derivación a otro profesional y fundamentalmente hacer análisis propio y supervisión de casos relevantes.


BIBLIOGRAFIA

RODRÍGUEZ, Beatriz M.  Desde la Clínica,   Buenos Aires,  UdeMM,  año 2010. Capitulo: “Notas sobre transferencia“

Jean Laplanche – Jean Bertrand Pontalis, paginas 84, 439



Alumno: Miguel Ángel Ocampo

Septiembre de 2012



miércoles, 26 de septiembre de 2012

La Contratransferencia en la película “Un método Peligroso”

Universidad de la Marina Mercante
Facultad de Humanidades
Carrera: Licenciatura en Psicología
Asignatura: Psicología Clínica de Adultos
Docentes: Dra. Beatriz M. Rodríguez
                 Lic. Gustavo Gaccetta
Trabajo práctico: Análisis de la contratransferencia a partir de la película
      Un método peligroso
Alumna: Marisol Basignana
Turno: Noche
Año: 2012


A modo de introducción
La película está basada en una obra de teatro escrita por Christopher Hampton, quien a su vez se basó en el libro “Un método peligroso” del psicólogo e historiador norteamericano John Kerr.
La fuente original de este libro, de la obra de teatro y de la película, surgió porque en el año 1977 a partir del descubrimiento en el sótano de un edificio en la ciudad de Ginebra, Suiza, se encontraron unos documentos que pertenecían a Sabina Spielrein. Ella había residido durante un tiempo en esta ciudad, en donde fue docente de psicoanálisis y tuvo consulta privada como psicoanalista. Después viajó a Rusia, y no se conoce la razón por la que no se llevó esos documentos consigo. El primero que divulgó estos materiales fue el analista junguiano italiano Aldo Carotenuto, quien los transcribió en su libro “Una secreta simetría”.
La película aborda la historia de la ruptura entre Freud y Jung, un hecho complejo, dramático y de múltiples dimensiones, en la que intervinieron factores tanto personales como teóricos. Pero el foco de atención de este trabajo práctico estará basado en la relación contratransferencial que surge en Jung con respecto a su analizada Spielrein.

Palabras claves
Transferencia: “Designa, en psicoanálisis, el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y, de un modo especial, dentro de la relación analítica. Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de actualidad” (Laplanche y Pontalis; pág. 439).
Contratransferencia: “Conjunto de las reacciones inconscientes del analista frente a la persona del analizado y, especialmente, frente a la transferencia de este” (Laplanche y Pontalis; pág. 84).
Y podríamos agregar como referencia para este trabajo la definición de Rafael Paz (2008, pág. 243) quien afirma que las contratransferencias “son afectaciones sobredeterminadas que devienen en instrumentos posibles de operación clínica” y que se trata de “efectos, que nos conmueven con un grado muy variable de ‘insight’ respecto de sus fuentes”.

Relación transferencial en la película
Jung trabaja terapéuticamente con Sabina, aplicando por primera vez lo que se conocía del método psicoanalítico de Freud.
En la historia nos encontramos con una fuerte transferencia, por parte de su paciente Sabina, hacia él. Se puede suponer que ella deposita en su analista el modo que subjetivamente se relacionaba con su padre.
“El paciente interpreta entonces erróneamente el presente en términos del pasado… en vez de recordar el pasado tiende a vivirlo nuevamente… buscando una satisfacción que en la infancia le fuera negada.” (Rodríguez, 2010, págs. 15 y 16).
Jung, en una reacción contratransferencial parece verse arrastrado por sus propias emociones, generadas por lo que la paciente espera de él, que reproduzca, en cierto sentido, el papel de su padre.

Se podría suponer que en los inicios de la aplicación de estos métodos terapéuticos, el desconocimiento sobre el adecuado manejo de los fenómenos transferenciales y contratransferenciales llevó a situaciones como la enfrentada por Jung con Sabina, lo cual fue experimentado también por varios analistas de su tiempo. Incluso, como lo plantea Otto Gross en la película, que consideraba tales relaciones como adecuadas para liberar la represión en los pacientes.
Ernst Falzeder, un historiador psicoanalítico, ha mostrado los diversos enlaces sexuales entre los primeros psicoanalistas y sus pacientes. Es una lista considerablemente larga.
Desde formas involuntarias, como las reacciones de Breuer o las expresiones de Ferenzi para con su paciente Anna von Lieben (Cecile M.) –inteligente, sensible, prima donna–, hasta extremos de involucración abierta, como la de Jung con Sabina Spielrein o la del propio Ferenczi con Gizella y Elma Palos. Una vez más Jung con Antonia Wolff, Groddeck con Emmy von Voigt, Wilheim Stekel con distintas pacientes, Victor Tausk, Wilheim Reich, Otto Rank…
El amor de transferencia era todavía mal comprendido por los analistas, generando en ellos reacciones de huída o atracción, ambas incompatibles con la cura de los pacientes.

Los posteriores avances en las elaboraciones teóricas sobre la transferencia, junto con serios problemas surgidos de este tipo de relaciones entre analistas y pacientes, llevaron a la creación de comités de ética en la Sociedad de Psicoanálisis y en la de Psicología Analítica, para prevenir estas situaciones.

La situación psicoterapéutica
La situación psicoterapéutica reúne especiales condiciones de asimetría y poder a favor de aquel que ocupa el lugar de alojar la demanda del paciente, justamente por ocupar ese lugar.
El empleo de ese poder para dirigir un tratamiento hacia su meta –con independencia de las maneras en que las diferentes psicoterapias entiendan cual es la meta– es incompatible con el aprovechamiento del poder para establecer pactos narcisistas con quien demanda tratamiento, o con gozar del paciente.
En su libro “Desde la clínica” Beatriz Rodríguez plantea las peculiaridades de la situación analítica,  el lugar al que reacciona el analizante posee un carácter relativamente constante, uniforme y que lo que dice y hace no deberán movilizar al analista.

Freud en “La dinámica de la transferencia” plantea que la intensificación del amor de transferencia como manifestación de la resistencia del analizante es un fenómeno esperable, de ocurrencia típica conforme el análisis se aproxima al núcleo patógeno generador de síntomas. Y afirma que cuando irrumpe sobreviene un total cambio de vía de la escena.
En “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia”, va a emplear a lo largo de su texto varias metáforas extraídas de la literatura y del folklore para explicar las razones por las que el involucrarse de modo sexual con pacientes es un triunfo de la neurosis del analizante, un fracaso de la dirección de la cura y una caída del lugar del analista. Y para finalizar este texto Freud distingue el terreno de la moral del campo de la ética, anticipando un único principio rector para las cuestiones de manejo transferencial y de secreto profesional. Pero serían necesarias todavía cuatro décadas de latencia para que el texto pudiera emerger en su justo alcance y ser discutido por la comunidad analítica.

La contratransferencia en Jung
Muchos han criticado duramente a Jung por su supuesta inmoralidad, falta de principios, etc. Pero si solo nos quedamos en esto, omitimos una parte importante de la realidad. Jung parece verse “atrapado” en una dinámica completamente irracional, probablemente por haber considerado su método estrictamente dentro del plano racional.
Entonces surge la pregunta: ¿se puede controlar las dinámicas transferenciales?  Dinámicas que no solamente van de enamoramiento, sino que pueden tener que ver con sentimientos negativos irracionales por ambas partes, malentendidos en la relación, etc.
Jung al comportarse como lo hizo (imaginariamente o no) el padre de Sabina, está repitiendo lo que supuestamente sucedió en la infancia de ésta, está satisfaciendo los deseos resistenciales inherentes al análisis que existen en su analizada y deja de existir el trabajo analítico.
La contratransferencia de Jung reacciona a la transferencia erótica de su analizada, en otras palabras, los conflictos infantiles no resueltos de Jung se vieron actualizados por los de Sabina.

Este episodio no es el único que se ha dado en la historia de la psicoterapia y por ello, es bueno que lo aprovechemos, para saber lo que no se debe hacer, a la vez que aprendamos a no juzgar las limitaciones ajenas.
Entonces podríamos replantearnos la pregunta a ¿Cómo evitar que se actualicen nuestras vivencias infantiles no resueltas “delante” del trabajo analítico del paciente? ¿Esto significa la no implicancia en la escucha?
Al escuchar la historia que trae un paciente, sería incomprensible pensar que la atención flotante, la abstinencia y todos los consejos al analista (Freud 1912) van acompañados del desafecto emocional. Exigirle a alguien que no se involucre, que no participe, que no mezcle su propia historia con la historia que va a escuchar equivaldría a decirle que mire un paisaje sin usar sus propios ojos o que escuche una melodía tapándose los oídos.
Del mismo modo que la asociación libre es una regla que sirve sólo para dejar de lado las resistencias más superficiales, la exigencia de neutralidad, en el sentido de ser un mero espejo que refleja, es una recomendación que el analista apenas puede cumplir en los estratos sobre los que el yo es capaz de ejercer su dominio. El esfuerzo de la voluntad no logra dominar las fuerzas irresistibles de lo reprimido.
Entonces como se evita? Rodríguez en su libro “Desde la clínica” va a insistir con lo que plantea Freud respecto a que “la experiencia va a devenir del propio análisis”. Es decir, la necesidad que el futuro terapeuta este él mismo analizado tan completamente como sea posible. Al analista le conviene conocer sus complejos y resistencias a priori inconscientes, para así desarrollar mejor su capacidad analítica, cuanto más él conozca y reconozca de sí mismo, mayores posibilidades tendrá de no interferir en la cura de su paciente.
Freud en su libro “Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica” (1910) introdujo el tema de la contratransferencia con la siguiente afirmación:
“Nos hemos visto llevados a prestar atención a la ‘contratransferencia’ que se instala en el médico por el influjo que el paciente ejerce sobre su sentir inconsciente, y no estamos lejos de exigirle que la discierna dentro de sí y la domine.”
Y agrega:
“Hemos notado que cada psicoanalista sólo llega hasta donde se lo permiten sus propios complejos y resistencia interiores, y por eso exigimos que inicie su actividad con un autoanálisis y lo profundice de manera ininterrumpida a medida que hace sus experiencias en los enfermos” (Freud, 1910, pág. 37).

Aunque estas afirmaciones pueden verse como un obstáculo perturbador que lo único que se puede hacer es tratar de evitarla o colocarla en paréntesis hasta llevarla a análisis y a supervisión. También nos podríamos permitir pensar que la respuesta contratransferencial del analista es un indicador en el camino de la comprensión de los procesos inconscientes del paciente.
Como proponen Laplanche y Pontalis en el segundo punto inciso b) de la definición de contratransferencia.
“utilizar, aunque controlándolas, las manifestaciones de contratransferencia en el trabajo analítico, siguiendo la indicación de Freud, según la cual:
<… cada uno posee en su propio inconsciente un instrumento con el cual puede interpretar las expresiones del inconscientes en los demás>” (Laplanche y Pontalis, págs. 84 y 85).

Si una efectiva atención flotante se denomina comunicación de inconsciente a inconsciente (Freud, 1912), la contratransferencia ¿se podría utilizar como un recurso para la interpretación?
Interpretación, siempre y cuando el analista sepa su lugar en la transferencia y posea un conocimiento de sí mismo muy importante, donde pueda pensar su contratransferencia, para luego desde ahí ubicar la demanda de su paciente e interpretar.
Planteamos que la interpretación utilizando la contratransferencia implicaría el autoconocimiento del analista, algo que solamente estará dado si puede percatarse sobre algún dicho del paciente que actualice sus deseos inconscientes, porque si actúa la contratransferencia (pone en acto esos deseos inconscientes), se verá obturando el análisis y por lo tanto, es imposible una interpretación desde ese lugar.

Entonces el planteamiento de la posición frente a la clínica con respecto a la atención parejamente flotante que implica el principio de abstinencia y el principio de neutralidad, que hablaría de un esfuerzo de objetividad, no significa la indicación de la no implicancia. Sino tener la sabiduría de esperar a que sea posible una especie de visión general antes de jugarse por una interpretación, teniendo en cuenta la contratransferencia que pudiera sobrevenir, lo cual habla de una gran capacidad de autoobservación. Debiendo ser mediado, eventualmente, por supervisión.
Es decir que si las vivencias contratransferenciales son indicio de un conflicto lo no suficientemente entendido y elaborado que pueda transformarse en un obstáculo insalvable, se deberá aceptar que la derivación del paciente es lo aconsejable. Y con esto entendemos la insistencia de la Dra. Rodríguez en la recomendación del propio análisis que planteara Freud oportunamente.

Conclusiones
Un analizante puede tolerar que su analista no entienda lo que dice, pero no que deserte de su posición. Se pueden retomar dichos, recuerdos o sueños, pero no se puede retornar de la caída del lugar del analista, cuando éste no estuvo a la altura de sostener los embates de la transferencia.
La dirección de la cura es sólo un medio para que el analizante recupere la capacidad de amar y trabajar (que viene siendo estorbada por la neurosis) y no el ámbito en el que se malverse dicha capacidad con aquel que debía ayudar a recuperarla.
El analista que se aprovecha de la cura para alcanzar metas que son sólo las suyas y nada hacen a la cura, es un gozador que perjudica al analizante.
No es en la escena del análisis sino en la vida donde se prueba si se ha logrado recuperar la capacidad de amar y trabajar.
Esta película nos ha de hacer reflexionar sobre las limitaciones de los terapeutas, puesto que como todo ser humano tiene problemas, restricciones y conflictos por resolver. Saber esto no debe ser suficiente, sino que debería obligarnos a hacer algo con ello.

Bibliografía
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·         BLUMENFIELD, Michael “Entrevista  con Tom Kirsch” en Asociación para el Desarrollo de la Psicología Analítica en Colombia (ADEPAC) http://www.adepac.org/P06-165.htm
·         FREUD, Sigmund (1915). “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia”; en Obras Completas, Vol. XII; Buenos Aires; Amorrortu Editores
·         FREUD, Sigmund (1912). “Sobre la dinámica de la transferencia” en Obras Completas, Vol. XII, Buenos Aires, Amorrourtu Editores.
·         FREUD, Sigmund (1910). “Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica”. Versión digital, 2005.
·         FREUD, Sigmund (1912). “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico” en Obras Completas, Vol. XII, Buenos Aires, Amorrourtu Editores.
·         LAPLANCHE-PONTALIS. Diccionario de Psicoanálisis. Buenos Aires. Paidós. 9ª impresión, 2007.
·         MEDINA, Maribel “Reflexiones sobre la película un método peligroso” 2011 España http://maribelium.blogspot.com.ar/2011/12/reflexiones-en-torno-la-pelicula-un.html
·         RODRÍGUEZ, Beatriz M., “Notas sobre transferencia” en: Desde la Clínica, Buenos                  Aires, UdeMM, 2010.
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