martes, 30 de agosto de 2011

Accidente nuclear en Japón (Fukushima). Trabajadores, nuevas formas de padecimiento psíquico.


Universidad de la Marina Mercante
Facultad de Humanidades
Carrera: Licenciatura en Psicología
Asignatura: Cultura y Subjetividad
Trabajo Práctico: Accidente nuclear en Japón (Fukushima).
                        Trabajadores, nuevas formas de padecimiento psíquico.
Docente Titular: Mag. Romelia Sotelo
Alumnos: Marta Vassallo
Mario Rodríguez
Fernando Ferreyra
Héctor Raúl Francés

Turno: Mañana         
Fecha de entrega: 29/06/2011

 

INTRODUCCIÓN
El trabajo, sustento de la mayoría, a veces conlleva deseo, predisposición y reconocimiento, una carga afectiva de quien lo realiza. Otras veces un trabajo expone al operario a situaciones que hasta comprometen su propia vida, en tales circunstancias se reniega del riesgo para poder convivir con él.
Tal es el caso sobre el cual expondremos. ¿Cómo puede responder un trabajador de una usina atómica? ¨cumpliendo¨, en una situación extrema, los procedimientos para los cuales fue preparado.
El contexto elegido es el desastre que vivió Japón cuando se produjo el accidente nuclear el 16-03-11, situación a la que se llega a través de una secuencia de accidentes previos; el acomodamiento de las placas tectónicas del cordón sísmico que afecta a Japón, el terremoto de magnitud 9, y el posterior tsunami que alcanzó 13 metros de altura, esta ola comprometió la seguridad de la planta atómica de Fukushima.
Cuando el agua invadió los sectores de la planta y se contaminaron las zonas de agua utilizada para refrigeración de los núcleos atómicos, se dispararon procesos de seguridad que inhabilitaron las bombas actuantes sobre la refrigeración, y comenzaron a desencadenarse explosiones, fugas de radiación, exposición de operarios y la posibilidad de un desastre atómico de magnitudes impensadas. Tales hechos nos recuerdan a Chernóbil, aunque allí el desastre fue desatado por el hombre.
Hay situaciones que entenderemos mejor si no nos basamos en preconceptos e intentamos comprender una cultura como la japonesa en la que los valores colectivos están por encima de los valores personales; ejemplo de ello son las inmolaciones que hacían los pilotos en la segunda guerra mundial, el suicidio de jóvenes por el deshonor que conlleva no aprobar un examen, o la aceptación y cumplimiento de los procedimientos a seguir en esta situación, casi automática, con total control de sus instintos, la absoluta confianza de que alguien ha previsto esto y para ello se han desarrollado y perfeccionado los procedimientos que deben llevarse a cabo.

DESARROLLO
1. Breve análisis histórico, económico y cultural de Japón.
A comienzos del siglo XVII, el shogunato comenzó a sospechar de las misiones cristianas, considerándolas precursoras de una conquista militar por fuerzas europeas y, como medida de protección, ordenó el cierre de Japón a toda relación con el mundo exterior a excepción de contactos restringidos con mercaderes chinos, el aislamiento del Imperio de todo contacto exterior se mantuvo 251 años, hasta que en 1853, fueron abiertos dos puertos al comercio con Occidente bajo el Tratado de Kanagawa, el nuevo emperador Meiji puso fin al feudalismo, acabó con el poder de los Shogunes y trasladó la Capital a Tokio, anunciando el restablecimiento de la monarquía absoluta en 1869.
Esto marcó la entrada de Japón a la vida moderna, y planteó una situación posible en el ámbito de la realidad a partir de ese momento, por una parte encontramos una cultura milenaria llena de fuertes tradiciones de alto contenido moral que hacen al crecimiento del individuo y por otra la adopción de los principios del capitalismo de mercado. Japón fue modernizado y convertido en una gran potencia, como lo demostró su victoria en Rusia en 1904-1905 y su ataque a los Estados Unidos durante la Segunda Guerra mundial. Tras sufrir el efecto de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, se rindió en 1945, en lo político la nueva estructura del país se articuló en torno a una Constitución que entró en vigencia en 1947, el Emperador pasó a ser símbolo del Estado y su poder procedente de la voluntad de la Nación.
Tardíamente incorporado al mundo económico internacional, tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, Japón entró en un período de crecimiento económico constante que le permitió, durante cuatro décadas consecutivas, escalar puestos a nivel internacional hasta consolidarse como la segunda potencia del planeta en términos de PBI, sólo por detrás de Estados Unidos, gracias a una extraordinaria capacidad de inversión y a unas relaciones laborales que constituyen un auténtico feudalismo industrial, si bien este crecimiento se volvió más moderado con la llegada del siglo XXI, Japón sigue representando hoy en día una anomalía socio-económica en la región asiática, en la que mantiene un claro liderazgo a nivel económico (renta per cápita), social y cultural.
Tiene una gran capacidad industrial y es el hogar de algunos de los mayores, mejores y más avanzados tecnológicamente productores de automotores, equipos electrónicos, máquinas, herramientas, acero y metales no-ferrosos, barcos, productos químicos, textiles y alimentos procesados.
Ha elevado la libertad económica, la cooperación entre gobierno e industria, el énfasis en la ciencia y la tecnología, y una fuerte ética de trabajo han contribuido al crecimiento económico.
Si bien probablemente la mayoría de las personas en Occidente han experimentado la modernidad como una amenaza radical a su historia y a sus tradiciones, paradójicamente esto no sucedió en Japón. La cultura japonesa ha evolucionado de manera considerable en los últimos años, desde el país original de la cultura Jōmon a su cultura contemporánea, que combina las influencias de Asia, Europa y Estados Unidos.
Fuertemente influenciada por sus tradiciones (ceremonia del té-significa hospitalidad, un encuentro humano-, Budō, la arquitectura, los jardines, las espadas), que incluyen la artesanía (ikebana -disciplina basada en una forma de vivir en comunicación con la naturaleza– un do o filosofía, origami, ukiyo-e, muñecos, lacas, alfarería), actuaciones (bunraku, Kabuki, Noh, rakugo), y la gastronomía, presenta códigos y conductas que uno puede elegir como puntos de orientación estables, y por los cuales es posible guiarse, códigos y conductas que escasean cada vez más en la actualidad de la vida de occidente, asimismo, los japoneses incorporan también, los rasgos de muchas religiones en sus vidas diarias en un proceso conocido como sincretismo.
No encuentra en este momento de la narración, mejor aplicación la metáfora regente en la etapa actual de la era moderna, atribuida a Marx de que “Todo lo solido se desvanece en el aire”, la devastación producida y la ruina sufrida por Japón, tras el efecto de dos bombas nucleares detonadas en Hiroshima y Nagasaki, ni siquiera la inmensidad terrorífica de la destrucción de las fusiones producidas, fueron imaginadas en su magnitud por el Mefisto del Fausto de Goethe, más parecidas en su grotesca imagen al infierno del Dante, así Japón se convirtió en la primer víctima del proceso del desarrollo humano en la modernidad, pagando un alto precio por el constante e incesante deseo inherente al ser humano de abrazar las posibilidades ilimitadas de la vida y la experiencia moderna, que anulan todos los valores.
2. Ubicación geográfica y geológica de Japón.
El archipiélago japonés constituye un vasto arco de islas que se extiende de N a S a lo largo de las costas de Asia Oriental, en esta línea curva se encuentran las cuatro islas principales que constituyen un 97 % de la superficie total del Estado: Hokkaido o Yeso, Honshu u Hondo (la más extensa), Shikoku y Kyushu, existen además cerca de 4.000 islas, la mayoría están deshabitadas
El extenso arco insular del cual forma parte este país es producto de una fractura continental en lento movimiento en sentido inverso al movimiento de traslación del planeta. Dicho movimiento ha determinado su constitución física, donde los plegamientos han levantado montañas de altura considerable y han formado profundas fosas. Japón se ubica en una inestable área orogénica del planeta, afectada por una fuerte actividad volcánica, así como de bruscos movimientos de la masa marina y terrestre; a ello se debe que terremotos y maremotos hayan azotado y devastado en numerosas ocasiones el país.
El reciente terremoto tuvo lugar al norte, al sur de la zanja japonesa, formada por la colisión de las placas Pacifica y Ojostk.
Distribución de las placas en un planisferio.
3. Fosa de Japón.
Sobre el mar se encuentran las fosas tectónicas que, cerca de las costas del archipiélago japonés, llegan a alcanzar los 10.000 m de profundidad; es el caso de la fosa de las Bonin (10.595 m), la del Japón (8.490 m) o la de Ryukyu (7.505 m).
El terremoto del 11 de marzo fue lo suficientemente fuerte como para desplazar Japón unos 2.4 metros, según un reciente estudio geológico americano.
Éste tuvo una magnitud de 9.0 con epicentro cerca de la costa noreste de Honshu en las proximidades de la zona de subducción entre las placas Pacifica y Norteamericana.
La subducción es cuando una placa se hunde por debajo de otra, generalmente son regiones de grandes profundidades marinas. (Otra zona de subducción es la costa de Chile).
Fue precedido por una serie de grandes sismos premonitorios durante los dos días anteriores, comenzando por el sismo del 9 de marzo de magnitud M 7.2 a unos 40 km del terremoto del 11 de marzo y continuando con tres eventos mayores de M 6 ese mismo día.
En la zona de subducción, en la Fosa de Japón se han producido 9 eventos de M igual o mayor que 7 desde 1973. El mayor de ellos fue un terremoto en diciembre de 1994 de M 7.8, aproximadamente 260 km al norte del terremoto ocurrido el 11 de marzo, produciendo 3 muertos y casi 700 heridos. En junio de 1978, un terremoto de M 7.7 con epicentro 35 km al suroeste, ocasionó 22 muertes y más de 400 personas heridas.
4. Tsunamis.
Otros grandes terremotos han ocurrido en la misma zona de subducción en 1611, 1896 y 1933 produciendo devastadores tsunamis en la costa de Sanriku, en el océano Pacífico al noreste de Japón.
Esta línea de costa es particularmente vulnerable a las olas de los tsunamis debido a las numerosas y profundas bahías, las cuales amplifican estas olas dando lugar a grandes inundaciones.
El terremoto de M 7.6 de 1896 provocó olas de tsunami de hasta 38 m causando 22.000 víctimas. El sismo de M 8.6 del 2 de marzo de 1933, produjo olas de tsunami de hasta 29 m en la costa de Sanriku y ocasionó más de 3000 víctimas.
5. Historia de sismos, registros e intensidad.

Esta fue una catástrofe fuera de lo normal, superando sobradamente a otros terremotos ocurridos en el siglo XX en la parte sur de la Fosa de Japón, ninguno de los cuales alcanzó la magnitud 8.
Un terremoto similar pudo haber ocurrido el 13 de julio de 1869, cuando el área de Sendai fue barrida por un gran tsunami que los científicos japoneses han identificado a partir de registros escritos e indicios en depósitos de arena.
6. Predicción de grandes terremotos.
Los registros de pasados terremotos no son el único sistema de monitorear el peligro de terremotos.
Por ejemplo, Yasutaka Ikeda, especialista de la Universidad de Tokyo, ha llevado a cabo mediciones con GPS de alta precisión, del nivel de la fuerza de presión de las placas tectónicas a lo largo de la zanja de Japón.
Ikeda comparó los resultados con el nivel de la tensión liberada por los terremotos.
Sus conclusiones muestran “la insuficiencia de terremotos en los pasados cien años para toda la presión existente” dijo Yeats. Sugiere que en el futuro habrá terremotos más fuertes”, como el del 11 de marzo. Estaba en China en el momento del terremoto e incluso él fue sorprendido por el mismo. “No espera ver con vida semejante terremoto.
Según el Instituto Geológico de EE.UU. se habrían registrado más de 1.000 temblores de más 4.5 en la escala de Richter.
De éstos, 68 han sido de 6 o más grados, y 5 registraron 7 grados (la misma magnitud del terremoto de Haití en enero del 2010 que dejó 300.000 muertos).
Japón tiene una población de 125 millones de personas. La densidad es muy alta de 329h/km2. La principal isla Honshu tiene más de 100 millones de habitantes.
Económicamente es una pujante y gran potencia mundial. Tienen la supremacía en el campo tecnológico: Informática, robótica y telecomunicaciones.
7. Consecuencias económicas inmediatas.
Como consecuencia del sismo grandes empresas se han visto obligadas a cerrar. La industria automotriz es un sector de los más afectados: Toyota, primer fabricante a nivel mundial, interrumpió sus actividades, Honda, Nissan, Subaru y los proveedores de piezas lo imitaron.
En el sector tecnológico la empresa Toshiba, no sufrió daños, pero suspendió sus actividades. Igualmente cayeron las cotizaciones en Bolsa de Sony y Panasonic.
La compañía eléctrica Tokyo Electric Power (Tepco), es la responsable de la central nuclear de Fukushima, ha calculado las pérdidas en 1 billón de yenes.
8. Consecuencias económicas posteriores.
También trascendió que el director Toshio Nishizawa sustituirá al actual presidente Masataka Shimizu, quien renunciará como consecuencia de las pérdidas. El presidente del consejo de administración, Tsunehisa Katsumata, seguirá en su puesto.
Además, Shimizu fue fuertemente criticado por su política informativa tras el terremoto y el sismo y la posterior emisión radiactiva a la atmósfera y al mar.
Tepco renunciará además a construir dos nuevas centrales nucleares que tenía planeadas.
Esta empresa ha solicitado ayuda al Gobierno para poder pagar las indemnizaciones por el accidente nuclear, a las 80.000 personas que debieron abandonar la zona, en un radio de 20km.
9. Una mirada a la Educación japonesa.
Desde sus orígenes esta nación tuvo que entender que las condiciones geográficas con las que habían sido agraciados, estaban dadas de una forma tal que necesitaban de cierta adaptación, por parte de sus habitantes. Ya que el archipiélago está formado por cuatro islas principales: Honshu, Hokkaido, Kyushu y Shikoku (de mayor a menor), una serie de cadenas de islas y unas 3900 islas menores. Honshu representa, más o menos, el 60% de la superficie total. Teniendo en cuenta este factor de tamaña importancia, otro de la misma magnitud como lo es la religión, que en su comienzo fue el sintoísmo, la religión nacional del Japón, para luego adoptar del pueblo chino, la budista, que es original de la India. Y un tercero que es la educación, en el cual ahondaremos un poco más que en los otros dos factores en esta parte, con los cuales se intenta una aproximación a la cultura local japonesa, un encuadre conceptual que nos permita dilucidar y entender algunas cuestiones presentes en la lógica que permea las relaciones de trabajo y la subjetividad en Japón en este contexto de desastre, más precisamente la del operario japonés que trabaja en la Planta Nuclear de Fukushima.
Durante el periodo feudal, funcionaron diversas instituciones educativas para cubrir las necesidades de las diferentes clases sociales. Los señores de las provincias establecieron colegios especiales para los hijos de los guerreros, y las comunidades rurales mantenían escuelas para los miembros más acomodados de las clases mercantil y campesina.
En 1872 se introdujo en Japón un moderno sistema de educación nacional, al instituir el Gobierno escuelas primarias y secundarias por todo el país. En 1886 se impuso a todos los niños la obligatoriedad de asistencia a la escuela elemental durante tres o cuatro años. En 1900 la educación obligatoria pasó a ser gratuita, y en 1908 su duración fue ampliada a seis años. Después de la Segunda Guerra Mundial este periodo fue de nuevo aumentado hasta el actual sistema de nueve años, que cubren las etapas de la escuela primaria y de la secundaria elemental.
La ley prohíbe la discriminación por motivos de raza, religión, sexo, condición social, situación económica u origen familiar.
Un objetivo primordial del sistema educativo es la formación de ciudadanos seguros de sí mismos, en una nación pacífica y democrática, que respeten los derechos humanos y sean amantes de la paz y la verdad. La ley hace hincapié en la importancia de la madurez política y la tolerancia religiosa, pero prohíbe expresamente toda vinculación de la educación con sistemas políticos u organizaciones religiosas.
El sistema educativo se divide en cinco etapas: jardín de infancia (con una duración de uno a tres años), escuela primaria (seis años), escuela secundaria elemental (tres años), escuela secundaria superior (tres años) y universidad (generalmente cuatro años). La educación es gratuita y obligatoria para todos los niños de seis a quince años. Sin embargo, la gran mayoría de los graduados de las escuelas secundarias elementales optan por continuar sus estudios, y en realidad la etapa de la escuela secundaria superior ha pasado a ser una parte esencial de la educación de los jóvenes.
Es imposible poder advertir o dar cuenta del grado de inteligencia, del coeficiente intelectual o de la capacidad de planificación y resolución de problemas de un operario de la Planta Nuclear de Fukushima, con la simple información de la estructura del sistema educativo japonés o inclusive con toda la historia educativa de ese país. Tampoco es nuestro objetivo, sin embargo la información es necesaria para poder ver y comparar que en este aspecto no dista mucho la estructura educativa japonesa de la de muchos países occidentales. Más allá de que sus contenidos o formas de enseñanza sean particulares en cada lugar. (Por supuesto que hay especialistas que capacitan a ingenieros y operarios japoneses que luego de cursos especiales en el extranjero regresan para desempeñarse en estas usinas).
El objetivo real de este trabajo en el marco del tsunami y posterior desastre de la Planta Nuclear de Fukushima, es responder varias preguntas con respecto a los operarios de dicha planta, por ejemplo ¿Qué hace que una persona no abandone su puesto de trabajo, aun corriendo riesgo su vida? ¿Por qué pone una persona, como prioridad la vida de otras antes que la suya propia? ¿Puede el operario, dentro de la seguridad en sí mismo, en una situación límite, dudar de su capacidad? ¿Cuánto estrés puede soportar? ¿Espera ser recompensado? ¿Este tipo de comportamiento es natural del ser humano? Y podríamos hacernos un sinfín de preguntas, de las cuales no todas o solo algunas pueden ser respondidas. En la aceptación de la responsabilidad, se manifiesta la asunción y reconocimiento de los valores japoneses en primar el bienestar colectivo al personal.
También es de notar el sacrificio individual que asume el operario al quedarse para cumplir el trabajo para el cual fue preparado.
Tomando como referencia algunos de los síntomas que puede manifestar una persona frente a semejante panorama, siendo especulaciones de nuestra parte, daremos por sentado que hubieron pruebas de todo tipo y que se eligieron para cada cargo las personas mejores preparadas no solo académica, profesional, si no también moral y psicológicamente. Propondremos como primeros síntomas del malestar entre el individuo y su tarea, complicada por cierto, ansiedad, insatisfacción y temor.
Es cierto que hay una tensión en el conocimiento de los riesgos que involucran tal trabajo y esto engendra un estado casi permanente de ansiedad, pero ello es superado por la cohesión que logran los operarios en la renegación de los riesgos que involucran una tarea u operación importante y peligrosa, por lo que logran convivir con ellos y, compensado con un plus metálico, se logra la aceptación del operario. La tensión entre el cuerpo, la psiquis y el trabajo en sí, (la institución), en este caso la usina, siempre deben estar en un grado tal que no sobrepase la carga que puede soportar el operario ya que sus actos no deben influir en el funcionamiento de la planta.
A priori de establecerse el vínculo individuo-institución existen reglamentaciones y normas a seguir por cada sujeto, las que mantienen el ordenamiento de la relación entre individuos pares y de distinta jerarquía, y entre individuo y producción. El operador tiene a su alcance todo lo necesario para desempeñar una labor impecablemente, inclusive sabe qué hacer en caso de emergencias, ya que nada está librado al azar en este tipo de institución. Tiene un manual de indicaciones a realizar en los casos más extremos. Suponiendo todo esto, diremos que lo único que no tiene en toda esta teoría, es el “libro” donde dice: cómo articular la insatisfacción frente a la tarea que realizada no produce los efectos esperados. Y esto implica un posible peligro para la salud en principio. Como dice Dejours “en el enfrentamiento del hombre con su tarea, pone en peligro su vida mental” (Dejours, 1992ª, pág.9). Claro que la insatisfacción puesta de manifiesto es el origen del sufrimiento, como bien lo expresa Rojas en su trabajo “Psique, Soma, Institución. Una lectura de la Psicopatología del Trabajo”: “La insatisfacción frente a la tarea que el trabajador desempeña se constituye como un polo de origen del sufrimiento”.
De esta manera el trabajador no solo sufre por la insatisfacción de no obtener el resultado óptimo esperado, si no que la situación emergente como peligro que representa y la incapacidad de controlar el riesgo desemboca en ansiedad. “La ansiedad es sencillamente la incapacidad, colectiva, de controlar el riesgo posible de toda situación laboral”. (Dejours, 1992ª, pag.77).
10. Pensando la reconstrucción.
Se ha estimado en 2 millones de toneladas los escombros de madera dejados por el terremoto que podrían quemarse para producir energía, compensando el déficit por las centrales nucleares afectadas.
Es interesante al observar la foto, como el japonés ha dejado de asirse a lo sólido, (las casas en su mayoría de madera y paredes de papel), fue lo que contribuyó a que la cantidad de muertes por derrumbes no fuese tan considerable.
Esa actitud de aceptación, en una cultura que nos supera en años, al menos en un 200%, da cuenta de haber soportado grandes catástrofes, que a otras culturas les hubiera costado bastante más superarlas.
La poca territorialidad ha obligado a instalar usinas atómicas muy cercanas a la fosa. Además del riesgo profesional que conlleva esta actividad, (tratar con materiales, herramientas y desechos atómicos), se suma la actividad volcánica.
Al ingresar la ola del tsunami, debido a su gran altura, superando aquello para lo que estaban preparados, la actitud fue quedarse, (el grupo asignado) a fin de controlar el recalentamiento de las barras de enfriamiento del núcleo, sobreponiendo el interés personal al interés colectivo.
Por supuesto hay un plus económico por tal trabajo, a la cual el operario pone una carga afectiva para aceptarlo y realizarlo.
Su Psiquis, su cuerpo y la usina en sí, entablan una relación en la que se trata de compensar los objetivos de la empresa y los de los operarios.
Hay una tensión entre lo que desea y la aceptación consciente de los riesgos que involucran este particular trabajo, en el que deben observarse cuidadosamente los procedimientos y aceptar que si se produce alguna fuga, puede estar muy comprometido su soma y su psiquis si se expone a las radiaciones; ante todo esto, no manifiesta temor, este se transforma en valentía para negar ese riesgo, existiendo una sobre-adaptación a la realidad; cosa que la empresa aprovecha al designar al grupo que deberá quedarse para controlar el sobrecalentamiento del reactor, tratándolos como si fueran héroes.
Cuando los operarios deben cumplir este tipo de operaciones extremas, manifiestan signos directos de ansiedad en las que se ponen en juego sistemas inconscientes de defensa que les permite continuar y llevar a cabo dichas tareas. Al decir de Dejours ¨Si la ansiedad no es neutralizada de este modo no podría realizar el trabajo¨ (Pág. 8 Dejours, Psicopatología del Trabajo – Resumen).
En la primera explosión dos operarios estuvieron expuestos a 840 miliservs, 4 veces más de lo que el gobierno japonés tomaba como máximo 150 miliservs. En el momento el cuerpo no lo acusa, sin embargo tal exposición generará cáncer a mediano plazo, con tal presión debe convivir, afectando además su psiquis en la que trastoca todo lo programado, todo lo seguro, todo lo esperado.
Es claro el énfasis que se manifiesta en: ¨Psiquis, Soma e Institución, Una lectura de Psicopatología del Trabajo¨; ¨En toda tarea, sea del tipo que sea, hay una necesaria participación del psiquismo¨, el conocimiento del tipo de tarea, la interpretación de los procedimientos, el reconocimientos de los riesgos involucrados, su aceptación, es un claro ejemplo de la manifestación del psiquismo. La tensión, la ansiedad y el vivir el momento de riesgo extremo en el que su tarea puede ser decisiva, relacionan su psiquis y su cuerpo que, junto a la institución, (en este caso la usina) deben ser coordinados para concretar el trabajo.
Al ser puestos de alta responsabilidad, cada uno de los procedimientos involucrados en el funcionamiento de una usina atómica debe cumplirse estrictamente.
Cuando ocurren estos casos especiales en la que se disparan procedimientos para los cuales tienen una representación vivida como simulación; en la práctica real la tensión nerviosa y la ansiedad pudieran crecer hasta un grado incontrolable, a la que se sobrepone la responsabilidad en realizar la tarea para la que ha sido capacitado y la aceptación del trabajo que se espera de él, priorizando el interés colectivo por el individual; ¨su trabajo debe contribuir a evitar el descontrol y/o aminorar los posibles desastres¨.
Lo mismo que trabajar sobre un polvorín, pero con las prevenciones y previsiones como para afrontar distintos tipos de escenarios, requiere del operario que conozca con detalle cuales son los riesgos a los que se expone cuando se produce una situación particular, la ¨ansiedad y representación¨ no debe manifestarse por desconocimiento ni por la convicción de que todo saldrá mal. ¨Esta ansiedad se da por trastornos del sueño, uso de medicamentos ansiolíticos y somníferos¨ (Pág. 5 Dejours, Psicopatología del trabajo – resumen). Nuevamente la prevención colectiva en la asunción del conocimiento y en el reconocimiento de que su trabajo es bien valorado el operario puede priorizar el servicio a la comunidad.
En esta catástrofe, la mayoría de la población japonesa se vio afectada de alguna manera, al hacerse de tantas pérdidas en tan poco tiempo, perdió sus familiares, su casa, su trabajo, tuvo que ser desplazado de su lugar, donde había una ciudad hoy ya no la hay, esto produce nuevas forma de padecimiento psíquico y es lógico y necesario un apoyo psicológico, que el gobierno implantó en forma rápida y masiva.

CONCLUSIONES 
Así como un piloto debe estar preparado para soportar su trabajo, recorrer grandes distancias, adaptarse a diferentes horarios, (tanto psíquica, como físicamente), debe sumar la responsabilidad por la vida de todos los pasajeros que transporta. De la misma manera, un trabajador de una usina atómica, debe asumir los riesgos para los cuales se preparó y las responsabilidades por el buen funcionamiento del reactor en lo que a él le compete.
Ambos juegan el rol de operarios, tienen una estratificación social al pertenecer a una determinada clase, viven en un contexto histórico particular por lo cual construyen su subjetividad de una manera especial, la que el resto de los humanos quizá no podamos entender.
¿Por qué no corren?, ¿Por qué no se desesperan?, ¿Por qué no hay pánico?
Hay aceptación pasiva, (respecto de lo que nos muestran los medios), y lo que más nos sorprende: hay confianza.
Dentro de este contexto histórico, económico y cultural tan especial, tendremos que comprender a Japón, por lo cual, paradójicamente, muy a pesar de todo lo sufrido, del contacto con occidente y la incorporación a su sociedad de la economía capitalista, Japón, mantuvo su cultura, sus tradiciones y muy especialmente sus valores, dándose una dualidad, que en principio, pareciera producir una contradicción dentro de su sistema, pero que al poco de analizar, se ve claramente, que la misma no existe, sino hay mas bien, una adecuación, una armonización o un equilibrio entre ambas culturas, si esto se logró, por un accidente de la historia, que provoco un proceso de occidentalización tardío, o al sufrimiento inimaginable a que fuera sometida su sociedad, tras los ataques nucleares, o a una particular filosofía oriental milenaria, la realidad es que Japón, se convirtió en un ejemplo de cómo las sociedades con valores sólidos pueden salir adelante de cualquier tipo de tragedias, por lo cual, no estamos de acuerdo con la fatalidad que algunos autores designan a las presiones e injusticias de la vida moderna, expresando la total inutilidad de toda resistencia al inexorable proceso que más tarde o más temprano, nos envuelve entre sus redes.
Así como fluyó esa ola incontenible, llevando todo a su paso, dejando solo destrucción; de la misma manera se llevó familia, hogar, trabajo, lugar de pertenencia; todo a lo que se aferraban fue arrastrado, quitado, arrebatado.
Japón muestra de esta manera permanecer inmune, al confiado y exuberante espíritu moderno (quizás solo por poco tiempo), mostrándose indiferente al fluir acelerado de los cambios ambicionados por la modernidad, construyendo una sólida armadura protectora forjada por profundas convicciones y lealtades, surgida de su historia y principalmente de sus fuertes “tradiciones” tan vivas en el presente.
Por supuesto que la subjetividad del japonés tiene asumida la idea de terremotos, tsunamis, energía nuclear, etc. Incluso tienen el conocimiento y la experiencia horrible de dos bombas nucleares (Hiroshima y Nagasaki) y sus consecuencias.
Por todo esto, creemos que el temor pasa por el deshonor de fallar y no haber podido proteger a sus compañeros, su planta nuclear, su ciudad, su nación, su familia, sus hijos y por último su propia vida.
La necesidad de tierra, (su poca extensión), y la particular orogénesis de Japón, hacen que su población deba vivir sobre una zona sísmica por excelencia e instale usinas atómicas en lugares no recomendados. Tales accidentes, al igual que en Chernóbil, nos recuerda que debemos ser cuidadosos en el manejo de fuentes de energía atómica, que siempre hay un imprevisto por el que deberemos transitar.
Hasta aquí: las tensiones, la ansiedad, la renegación a los peligros, el miedo de un asesino invisible, (la radiación), la sobreactuación a fin de sobreponerse y convivir con este tipo de peligro, la relación de mente, cuerpo y trabajo, (psiquis, soma e institución), hace clara referencia a la psicopatología del trabajo en una usina atómica.
Además, en este tipo de desastres masivos, como los de tsunamis y terremotos, se presenta la necesaria adaptación a nuevos padecimientos psíquicos y abre el campo a una temática que los psicólogos debemos asumir como propia, la intoxicación psicológica masiva; intoxicación no por drogas, sino por vivencias en tal grado de magnitud y en tan poco tiempo, que afecta a miles o cientos de miles de personas.
Debemos aceptar el desafío de perfeccionarnos e incorporarnos a este tipo de emergencias.

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