Universidad de la Marina Mercante
Licenciatura en Psicología
Asignatura: Psicoanálisis I
Profesora Titular: Dra. Beatriz M. Rodríguez
Profesor Adjunto: Lic. Gustavo Gaccetta
Alumna: Susana Estevez
Año: 2014
El presente
trabajo intenta articular el concepto de Realidad Virtual con la Teoría
Psicoanalítica.
Para ello
tendremos en cuenta la publicación realizada por la Dra. Beatriz Rodríguez (2012)
en la revista de la Universidad y puntualmente el capítulo VII del libro de S.
Freud “La interpretación de los sueños” (1900).
Quisiera
remarcar a mi criterio, la importancia dada desde el título del artículo a la
relación establecida entre ambos constituyentes, con un nexo que los iguala e
incluye en una misma categoría. “Realidad Virtual y Psicoanálisis”.
Comenzaremos por
definir a la realidad virtual como un sistema tecnológico que utiliza novísimos
instrumentos a fin de lograr gracias a ellos, transportar a las personas a una
realidad material cuya existencia “pareciera” verdadera. La persona inmersa en
ese espacio puede circular por allí libremente, atravesarlo, apropiarse de él.
Viene al caso la
siguiente digresión. Como dijo Freud hay una realidad fáctica, por ejemplo la
de estar escribiendo este trabajo y una realidad psíquica que logra filtrar un
recuerdo a través de una asociación afín
a este tema.
En una película estrenada este año,
Divergente, se realizan unas pruebas colocándoles a los personajes unos cascos
y conectándolos a un equipo son trasladados virtualmente a diferentes lugares
en los que tienen que tramitar acciones, tomar decisiones, resolver de la mejor
manera los conflictos que se les presentan; como ser encontrar la forma de no
ahogarse en una cubeta que dé a poco se va llenando de agua, y el personaje
debe resolver qué hacer para no morirse, en otra escena tiene que escapar de un
animal salvaje que lo persigue y otras situaciones similares.
Se transita
“libremente” por una realidad que pareciera ser real y material, se alucina con
la satisfacción de salir aireado, lograr el éxito, como sucede con los
jueguitos del video juego, donde la muerte no es la muerte el muñequito,
animalito o tipito reviven una y otra vez acumulando vidas in aeternum. Esto sucede en un tiempo siempre presente, simultáneo.
Pero en algún
momento el jueguito acaba, se retiran los cascos tienen que sobrevivir en esta
vida que continúa, lenta, tediosa con objetos y personas físicas de existencia
real, con rutinas, con pensamientos lógicos concretos.
Cabría preguntarse: ¿qué sucedió? Sucedió que se introdujo, se recreó, se coló
durante la vigilia, las condiciones del proceso primario de pensamiento.
Al igual que el
durmiente cuando reposa en su cama, donde logra desconectarse del mundo
exterior y reina el reposo, la motilidad cede, se paraliza, para dar lugar al
regreso a otra vida en la que la realidad legítima que gobierna es el
pensamiento inconsciente, y a través del sueño logra expresarse y cumplir su
deseo. Este es el espacio de pleno derecho del proceso primario.
Propongo
establecer un paralelismo entre realidad
virtual sin fronteras y el sueño como
ombligo del mundo, relacionándolo con los dos principios del acontecer
psíquico.
Cuando Freud
habla del aparato psíquico dice que los mecanismos utilizados son los mismos
tanto para sanos como para enfermos y que está compuesto por instancias que
poseen una forma de ordenamiento temporal y una direccionalidad.
Toda actividad
psíquica surge de estímulos que pueden ser internos o externos, estos entran
por medio de las percepciones y va a llamar a este lugar, Polo Perceptivo, y a
las descargas de energía, a la salida, Polo Motor. A este circuito lo denominó
esquema del peine, es un esquema teórico ya que no está localizado en ningún
lugar específico. Freud necesita legitimar su pensamiento y lo hace a través de
la utilización del lenguaje de la física para darle el valor de ciencia.
Lo equipara a un
aparato de reflejo, como un telescopio, lo que se ve no es el cuerpo material
en sí, sino una imagen.
Al sistema
situado en el polo perceptivo lo va a llamar inconsciente, porque no comunica
con la consciencia sino a través del preconsciente, éste tiene la llave de la
motilidad voluntaria y está situado en el polo motor.
Entre cada
instancia se levanta la censura que a modo de pantalla filtra lo que debe o no
pasar, es un sistema criticador que impide salir a la luz, las cosas no
deseadas.
El único proceso
psíquico que puede desarrollarse en el primer sistema es el proceso primario,
la psique realiza un trabajo al que Freud denominó trabajo del sueño.
Él lo representa
imbuido por las ideas marxistas de la época, como socio industrial en la
formación del sueño a las ideas o restos diurnos encargadas de despertar un
deseo inconsciente, y como socio capitalista, al sueño; el gasto psíquico va a
ser un deseo de lo inconsciente.
Vamos a definir
al deseo como una corriente que parte del displacer y tiende hacia el placer.
Los deseos inconscientes siempre se hallan en actividad pero a pesar de ello no
poseen durante el día la energía suficiente ni el permiso denegado por la
censura para expresarse. Recién al surgir el estado de reposo, éste inviste con
toda su energía para formar el sueño. De esta manera a través de diferentes
mecanismos se transforman los contenidos latentes para poder ser aceptados por
el yo, aplicándoles toda clase de deformaciones.
A través de los
mecanismos del proceso primario, justamente por ser primero en el tiempo, dado
desde el comienzo de la vida, sin esto no hay funcionamiento psíquico y éste es
inconsciente. Cuando el bebé nace experimenta una necesidad, primero alucina
con la satisfacción de esa tensión que le provoca el tener hambre, aquí se da
el comienzo donde la energía psíquica fluye libremente y no está ligada a
ninguna representación, va hacia la descarga directa, rápida, inmediata y
debería proporcionarle placer, ejemplo succionar el dedo, esto lo va a calmar
como sí, pero esto va a durar sólo un rato hasta que llega el alimento que
satisface, el que lo va a calmar verdaderamente, el que le otorga esa primera vivencia de
satisfacción.
En esta etapa
primitiva rige el principio de placer y esta manera de vinculación es típica de
la infancia, donde no hay antecedente ni consecuente, todo es presente,
simultáneo, inmediato, no rige el principio de contradicción, uno es lo que
desea ser, es en acto, puede ser grande
o chico, estar vivo y muerto, hay yuxtaposición, no hay lugar para la lógica no
hay negación ni afirmación. El proceso primario no es metafórico sino lineal.
Al soñar se
conserva esta forma de pensamiento, realizando los deseos infantiles por un breve
camino regresivo a la más temprana circunstancia del soñante, se conforma
alucinatoriamente para seguir en este estado que no se sabe bien cuánto va a
durar pero que provoca una enorme satisfacción.
Durante el
proceso del sueño el contenido de las representaciones no es pensado sino
transformado en imágenes sensoriales,
transportando al soñante a lugares que nunca habían ido, al mismo tiempo pueden
estar acá y en la India, sin hijos cuando los tenían, como conductores cuando
nunca habían sacado el registro, etc. y esas imágenes responden a otras reglas,
a otros códigos, que no son los usados durante la vigilia, como decíamos al
principio la realidad virtual ha encontrado la forma de apropiarse de estos
códigos para dar la ilusión a los usuarios de la inmediatez, socavando las
capacidades reflexivas y de concentración, ese es su triunfo y vigencia ya que
ha burlado al preconsciente encontrando un atajo para permanecer impune a la
crítica del yo, bajo el escudo de la realidad virtual.
En la
construcción de las primeras huellas mnémicas, el aparato psíquico está
incompleto, en esa decodificación que hace el infante donde se van a ir
imprimiendo las formas en que se fueron satisfaciendo sus primeras necesidades
para abrir paso a otro proceso tan importante
en el que la palabra va a adquirir el protagonismo, este es el proceso
secundario de pensamiento, que se va a desarrollando paulatinamente en el curso
de la existencia del ser humano , y tiene que ver con la incorporación de la
cultura, del otro, el acto de pensar no es otra cosa que la sustitución del
deseo alucinatorio. El proceso secundario es el que se desarrolla bajo la
coerción del preconsciente, cuya misión es indicar a los impulsos provenientes
del inconsciente los caminos más adecuados. Es el encargado de otorgar una
identidad mental, de pensamiento.
El proceso
secundario actúa durante la vigilia,
está regido por el principio de realidad y constituido principalmente por palabras, el
pensamiento las necesita para expresarse, proyectarse emitir juicios críticos,
este pensamiento es lógico formal, rige el principio de contradicción, hay
discernimiento, las palabras permiten llegar a la comprensión, a entender e
interpretar al mundo en que se vive. La palabra transmite los sentimientos y
emociones por todo esto es tan importante el vínculo con palabra escrita, el
leer nos provee de una herramienta
fundamental para la asociación para ponerle significado a las imágenes, las
necesitamos para expresar los conceptos abstractos. A través de ellas
privilegiamos el pensar sobre el percibir.
Cuando Freud en
1894 tuvo acceso al teléfono en su domicilio, toda una novedad para la época,
él no dejó de privilegiar la escritura como el lenguaje “del ausente”. Vamos a
transcribir sus palabras: “…un lujo inaudito se ha extendido hasta penetrar en
capas sociales en las que jamás había
llegado antes…” (Freud, 1908; en la cita de Rodríguez, B. 2012). Tan actual el
comentario, en nuestros días en los que todo el mundo pertenecientes a
distintos estratos sociales tiene acceso a celulares de última tecnología
aunque en ello empeñen la vida, permitiendo tener una conexión on line, full time, como el maestro, un
gran visionario predijera “…tiempos futuros traerán nuevos y quizás
inconcebibles progresos en este terreno de la cultura…” (Freud, 1930; en la
cita de Rodríguez, B. 2012).
Las nuevas
tecnologías ya forman parte de nuestra identidad, han penetrado tan
profundamente en estos últimos años que ya forman parte de nuestro kit de
humanos, como resultaría impensable salir a la calle desnudos, ahora también lo
es sin el celular. Hoy se privilegia la imagen como lenguaje del ausente.
La hiperconexión
que hay ha superado todas las barreras, las
de espacio y tiempo, las étnicas, sociales y podríamos agregar las
íntimas. En este mundo globalizado todo es posible.
Se tiene acceso
a los vínculos directos, a los amigos de los amigos, a los familiares de los
amigos y a todo el que se quiera encontrar, a través del uso masivo de las
redes sociales se despersonalizan los vínculos en los que se entran y salen sin
tomarse el trabajo que significa conocer a otro en su totalidad, los
fragmentos, la parcialidad desborda en la red, lo comprometido es brindar el
tiempo para dar lugar a los procesos que se llevan a cabo en cualquier
actividad que se emprenda, es poder renunciar a la inmediatez, para darle paso
a los espacios para la lectura pausada de un artículo, de un libro. Espacio a
la escucha con los tiempos del otro con una escucha genuina y no pensando en lo
que sigue, en lo que me pierdo.
El éxito está
dado por el acceso más rápido, episódico, no importa seguir la secuencia que es
lenta e implica tiempo y atención, cada vez resulta más difícil sostener la
linealidad, frente a la tentación de la transversalidad más económica e
higiénica.
Lo preocupante
es que al acceder en plena vigilia a este tipo de proceso desde etapas muy
tempranas, ya que los bebés acceden al mundo digital sin el límite de un adulto
atento, si primero toca la pantalla y
empieza a interactuar en estas
plataformas digitales antes de manipular
un librito de cuentos, antes de escuchar un relato, cada vez se irá
debilitando más el uso de la palabra,
sacándole fuerza al proceso secundario tan necesario.
Dar un lugar
específico al espacio de lo íntimo, lo privado, lo inconfesable aquello que es
lo estrictamente singular, es dar una alternativa particular, es la dignidad de
subrayar la dignidad del uno por uno. La conquista a batallar es privilegiar el
pensar sobre el percibir, para ello se debería revalorizar
el uso de la escritura, la lectura, la reflexión en lugar de rendir culto a la
imagen.
Bibliografía:
Freud, Sigmund [1900] “La interpretación de los
sueños” en: Obras Completas, Vol. V.
Buenos Aires; Amorrortu Editores.
Pisoni, Norberto [2012] “La Presencia del Silencio”; en: Conexiones. Revista Argentina de Salud Mental. Nro. 27 Diciembre 2012, pp.11 a 16
Pisoni, Norberto [2012] “La Presencia del Silencio”; en: Conexiones. Revista Argentina de Salud Mental. Nro. 27 Diciembre 2012, pp.11 a 16
Rodríguez, Beatriz M. [2010] “Realidad Virtual y
Psicoanálisis” en: ATENEA Publicación
Académica de la UdeMM; Año IX; Nº 9; noviembre de 2012.
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