(FRAGMENTO)
LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
ASIGNATURA: PSICOANÁLISIS I
Profesora Titular: Dra. Beatriz M.
Rodríguez
Profesor Adjunto: Lic. Gustavo
Gaccetta
Alumna: Miriam V. Jenicek
Turno: Noche
El psicoanálisis aportó desde sus
concepciones, la diferencia entre la realidad fáctica y la realidad psíquica.
La realidad virtual resulta una
tercera realidad en donde se interconectan estas dos realidades, como forma de
interconexión, valga la redundancia, entre los seres humanos a escala global a
través de los medios electrónicos.
Teniendo en cuenta que nosotros
percibimos estímulos externos e internos ¿qué lugar tomaría esta nueva
realidad, desde el punto de vista del funcionamiento del aparato psíquico?
Desde el punto de vista de la teoría
de los mecanismos del sueño y del funcionamiento del aparato psíquico,
podríamos explicar esta nueva realidad como un proceso en cierto modo análogo.
Si tomamos como refiere el artículo a la realidad virtual como “una ilusión
tridimensional”.
El mecanismo del sueño, desde el psicoanálisis,
se basa en el modelo teórico del aparato psíquico sacado de la física (modelo
del peine) para explicar el funcionamiento de la actividad psíquica. El aparato
psíquico está compuesto por instancias o sistemas. No tiene un ordenamiento
espacial pero tiene dirección, tiene un ordenamiento temporal antes-después. La
actividad psíquica se inicia en el extremo del polo perceptivo-sensorial del aparato
psíquico, proceso de las neuronas sensitivas. Freud lo considera un aparato de
reflejos con tendencia a la descarga. Se perciben concientemente los estímulos
externos e internos, los cuáles producen respuestas o innervaciones motoras,
una tensión progrediente y displacentera que provoca la descarga de esa energía
a través de la motilidad, proceso de las neuronas motoras como función del
extremo del polo motor del aparato psíquico.
La percepción de los estímulos forma huellas
mnémicas que se enlazan en la memoria principalmente por asociación, primero
por contigüidad temporal, o por temática o contenido de forma o afectivo, y se
almacenan en el inconciente de forma permanente en forma de recuerdos. La
persona, dice Freud, adquiere su carácter gracias a los recuerdos inconcientes
formados por huellas mnémicas.
La percepción sensorial no se puede acumular,
es fugaz. Le brinda cualidades a la conciencia aquí y ahora. Los recuerdos inconscientes
pueden pasar a la conciencia, pero en el recuerdo no está impresa la cualidad
sensorial. Una percepción actual me trae a la conciencia el recuerdo. El aparato
psíquico está formado por pantallas que son instancias criticadoras o censuras
entre el preconsciente e inconsciente y entre el preconciente y lo conciente.
Pero él mismo se las ingenia para burlar ambas pantallas. El Inconsciente no
tiene acceso directo a la Consciencia, salvo a través del Preconciente, el cual
es operado por la censura y es modificado por los estímulos concientes.
(…)
¿Cómo funciona el aparato durante el sueño?
Cuando dormimos no hay posibilidad de descarga
motriz, entonces, el aparato psíquico toma el camino regrediente reflejo, es
decir, desde el extremo motor (inhibido) hacia el extremo sensorial y esta es
la razón por la que soñamos en imágenes. La corriente psíquica durante la
vigilia va del polo sensorial al polo motor. En el sueño es al revés, hay una
regresión.
Analogía con la realidad virtual:
Durante el sueño, el mundo externo se clausura.
La actividad onírica mantiene dormido al soñante, mientras los estímulos (tanto
externos como internos) se incorporan al sueño. En el caso de la realidad
virtual, el casco y demás adminículos ayudan a aislarse de los estímulos
externos. Incluso la propia adictividad e inmersión en el juego, producen como
consecuencia el aislamiento sensorial del mundo externo.
Las imágenes o alucinaciones son huellas
mnémicas que ya percibimos antes en la infancia o no pero nos llevan al deseo
de la infancia que es el motor del sueño. Los sueños de los niños son
transparentes, mientras que los de los adultos fueron desfigurados producto de
la censura de aquel deseo infantil que el sueño se encarga de mantener
inconciente, por ser incompatible con el yo del adulto. El factor
desencadenante del sueño es un deseo insatisfecho que puede ser un desencuentro
íntimo, un deseo sofocado del Preconsciente al Inconsciente, una escena de la
noche anterior, un resto diurno. En el fondo, el deseo insatisfecho original,
es un deseo infantil incapaz de llegar a la conciencia, que se apuntala y
refuerza, se activa en estos deseos actuales más o menos cercanos a la
conciencia.
(…)
En el sueño se inhibe la función motriz por un
lado y, por el otro, en partes del sueño el cerebro no descansa; al
soñar está tan activo como cuando estamos despiertos. A nivel psicológico,
protege la psiquis eliminando
estímulos perturbadores del dormir por vía de la satisfacción alucinada. Soñamos
para no despertar. Freud dice que el elemento onírico “es algo no
genuino, un sustituto de otra cosa, de algo desconocido para el soñante”. El
conocimiento de aquello de lo cual el elemento onírico es un sustituto está
presente en el soñante, pero le es inaccesible; en tanto la técnica de
interpretación onírica radica en que “emerjan, por asociación libre sobre estos
elementos, otras formaciones sustitutivas desde las que podemos colegir lo
oculto”.
En este punto Freud introducirá
el concepto de lo inconsciente para referirse a lo que previamente
había sido descrito como ‘oculto’, ‘inaccesible’, ‘no genuino’, a todo aquello
‘inaccesible a la conciencia del soñante’. Por oposición se llamaran conscientes
a “los elementos oníricos mismos y a las representaciones sustitutivas
adquiridas por asociación a partir de ellos”. Con esta definición no
busca armar toda una construcción teórica, pero sí rescatar que el uso de la
palabra ‘inconsciente’ como descripción conveniente y fácilmente comprensible
es inobjetable. Ahora bien, si se toma la concepción del elemento onírico y se
lo transfiere a todo el sueño, se tiene que el “sueño como un todo es el
sustituto desfigurado de algo diverso, de algo inconsciente, y la tarea de la
interpretación del sueño consiste en hallar eso inconsciente”. En otras
palabras, el sueño es una totalidad desfigurada. O sea, que el sueño recordado
no es lo genuino, sino su sustituto desfigurado. Mediante evocaciones de otras
formaciones sustitutivas se nos ayudará a “acercarnos a lo genuino, a hacer
consciente lo inconsciente del sueño. Por tanto, si nuestro recuerdo es infiel,
simplemente se debe a que se ha introducido en ese sustituto una desfiguración
más”. Surge en el trabajo de la interpretación lo que Freud llamó resistencia cuya
exteriorización son objeciones por parte del soñante y son justamente aquellas
ocurrencias que querían sofocarse (ocultarse) las que “se revelan sin
excepción como las más importantes, las decisivas para descubrir lo
inconsciente”. En este punto introduce un elemento cuantitativo (o si se
prefiere gradual) con respecto a la resistencia. Cuando existe muy poca
resistencia con aquello inconsciente (por ejemplo, algún deseo en particular)
la desfiguración del sueño es muy baja y, por ello, es fácil que una ocurrencia
(o unas pocas) nos lleve desde el elemento onírico hasta su inconsciente.
Mientras que si existe una mayor resistencia con respecto a ese deseo en
particular las desfiguraciones van a ser mayores y se necesitaran de largas
cadenas de asociaciones para llegar a lo inconsciente. Freud consideraba que el sentido de los sueños es un
sentido singular, se descompone pieza por pieza se asocia cada pieza en detalle
con representaciones psíquicas (en conglomerados de representación), y cada
fragmento consta de una serie de representaciones y asociaciones. El sueño se
interpreta en detalles y cada fragmento va a dar lugar a una serie de
ocurrencias. El sueño es muy complejo, podemos encontrar muchas asociaciones
incluso en el tono de la palabra. Los estímulos perturbadores se refieren a ese
o esos deseos no reconocibles gracias a la censura y gracias a los mecanismos
del sueño de condensación o compresión y desplazamiento. Entonces, lo que la
persona va a relatar en el recuerdo del sueño es el contenido manifiesto, que
es un sustituto desfigurado formado por el inconciente de un contenido latente
en si mismo. El aparato psíquico produce sueños y los sueños se producen a
partir de los mecanismos del sueño (MS). Estos son la condensación, que es un
mecanismo de elaboración onírica por el cual se subrogan o sustituyen en una
única representación varias cadenas de interpretaciones. Varias ideas o elementos del contenido latente
se reúnen en una sola imagen o representación del contenido manifiesto del
sueño. Consiste en la concentración de varios significados en un solo símbolo;
así, una persona soñada puede representar a varias personas de la vida real del
individuo, un solo objeto a varios, una sola palabra a varias. La condensación
se produce porque: 1) Ciertos elementos latentes se omiten por completo; 2) De
muchos complejos del sueño latente sólo un fragmento se traspasa al manifiesto;
y 3) Elementos latentes que tienen algo en común se aúnan en el sueño
manifiesto, quedando fundidos en una unidad. Formas de condensación: compresión o
condensación, superposición, yuxtaposición y síntesis.
(…)
(…)
Luego, existe desplazamiento el cual es un mecanismo de elaboración onírica, por el
que el significado fundamental del sueño puede aparecer en el contenido
manifiesto como un elemento accesorio o secundario, y, al revés, el elemento
más importante del contenido manifiesto presentarse como un elemento secundario
del auténtico sentido. Este mecanismo hace que se traslade el significado desde
la parte central del sueño a lugares accesorios de éste, ocultando al
soñador el contenido onírico. Se exterioriza de dos maneras mediante la alusión: en lugar de soñar con
un barco, sueño con la vela. O mediante el afecto o excitación se desplaza de
un contenido importante a otro menos importante. Otro mecanismo es la regresión.
A través de la regresión todos los sueños se abastecen de contenidos,
deseos antiguos reprimidos, ideas latentes que están en la vida psíquica de las
personas normales y gastan energía al no poder liberarlas haciéndolas
conscientes, realizándolas por cuestiones morales, sociales, personales, etc.,
el mecanismo de regresión que es el que permite regresar a tiempos y recuerdos
pasados y recuperar esas ideas para cumplir los deseos reprimidos, es el que
junto con la condensación y desplazamiento da el significado del sueño. Por
último, la figuración es la
manera de objetivar un pensamiento en una escena: no hay palabras sino
imágenes. Vivenciarla como protagonista o espectador o en 1er plano. El
escenario del sueño es diferente al escenario de la vigilia, por el carácter regrediente
de las imágenes oníricas. Como el sueño es una representación plástica, porque
nosotros soñamos en imágenes, se tomó de la plástica el término de figuración
(formación o expresión de una imagen plástica) y desfiguración para explicar lo
contrario, que sería cambiar/desfigurar esa imagen por otra. La función del
sueño es deformar el contenido latente. El
sueño elimina los estímulos perturbadores del dormir a través de la
satisfacción alucinada.
(…)
En la 8va conferencia Freud dejó
en claro que “los sueños son eliminaciones de estímulos (psíquicos)
perturbadores del dormir, por la vía de la satisfacción alucinatoria”,
razón por la cual cada vez que un sueño nos resulta plenamente comprensible,
revela ser el cumplimiento de un deseo. No obstante ello, la comprensión del
sueño no es inmediata porque existe una desfiguración onírica que nos lo
presenta como ajeno e incomprensible. Lo que buscará Freud en relación a esta
desfiguración es saber, “en primer lugar, de dónde proviene, su dinamismo; en
segundo lugar, lo que hace, y por último, cómo lo hace”. Por otro lado, está la
censura en el sueño. Son varias las maneras en las que se manifiesta la
censura, ya sea i) recordando débil, imprecisa o dudosamente un elemento del
sueño; o, ii) produciendo atenuaciones, aproximaciones, alusiones en lugar de
lo genuino; o, iii) desplazando el acento, reagrupando los elementos del
contenido del sueño. Así, la “omisión, modificación, reagrupamiento del
material son, por tanto, los efectos de la censura onírica y los medios de la
desfiguración del sueño. La censura onírica misma es la causante, o una de las
causantes, de la desfiguración del sueño”. Lo que en el trabajo de la
interpretación suele aparecer como la resistencia por alcanzar el
elemento inconsciente, suele ser en el trabajo del sueño la censura, la
cual no se agota en la producción de la desfiguración, sino que permanece con
el objetivo de mantener dicha desfiguración. Ahora bien, ¿qué es aquello que
genera la censura? Hasta el momento tenemos que la censura es la
responsable de la desfiguración del sueño, pero aún no sabemos qué tendencias
ejercen la censura y contra cuáles se ejercen. Las tendencias que ejercen la
censura son aquellas con las cuales uno se siente más “cómodo”, considera que
es lo “correcto” (…); mientras que las tendencias contra las cuales se
dirige la censura serían de naturaleza enteramente repudiable, chocantes en el
aspecto ético, estético o social, cosas en las que ni siquiera se osa pensar o
en que se piensa con repugnancia (…). En el sueño los deseos censurados que
alcanzan una expresión desfigurada son exteriorizaciones de un egoísmo sin
límites ni miramientos de un yo desembarazado de todo freno ético, de todo tipo
de censura y busca la satisfacción de todos los deseos que tiene. No obstante,
a fin de no interrumpir el dormir, la censura se ejerce y se desfigura el sueño
frente a un deseo determinado. La “desfiguración onírica es una consecuencia de
la censura ejercida por tendencias admitidas del yo en contra de mociones de
deseo cualesquiera, chocantes, que se agitan en nosotros por las noches,
mientras dormimos”. Estos deseos que buscan perturbarnos mientras dormimos, nos
son desconocidos y solo mediante la interpretación del sueño nos enteramos de
ellos; son, por tanto, inconscientes. Freud habla de buscar el deseo
inconciente, pero además la censura que lo sofoca.
(…)
Los dos modos de funcionamiento del aparato
psíquico, tal como fueron descritos por Freud pueden ser radicalmente
distinguidos. Desde el punto de vista tópico: el proceso primario
caracteriza el sistema inconsciente, Desde el punto de vista económico-dinámico:
en el caso del proceso primario, la energía psíquica fluye libremente, pasando
sin trabas de una representación a otra según los mecanismos del desplazamiento
y de la condensación; tiende a unir las representaciones ligadas a las
experiencias de satisfacción constitutivas del deseo (alucinación primitiva).
El proceso primario funciona a
través de imágenes y no de palabras. Existe desde el comienzo de la formación
del aparato psíquico porque viene en la programación del niño. La energía es
libre, no está ligada a ningún recuerdo, y busca una descarga directa. En el
bebé la energía va directo hacia la descarga de tensión sin rodeos y produce
placer. Por esto, en este momento rige sólo el principio del placer, no hay
postergación de la satisfacción. No está el principio de contradicción, ya que
no existe negación ni afirmación. Pueden convivir los opuestos. No hay causa y
efecto, no hay concatenación lógica de los sucesos. No hay palabras, sólo
imágenes. Desde el punto de vista tópico, el proceso secundario
caracteriza el sistema preconsciente-consciente. Desde el punto de vista
económico, en el caso del proceso secundario, la energía es primeramente
«ligada» antes de fluir en forma controlada; las representaciones son unidas de
una forma más estable, la satisfacción es aplazada, permitiendo así
experiencias mentales que ponen a prueba las distintas vías de satisfacción
posibles. Este funcionamiento
psíquico es un proceso progresivo elaborado secundariamente. A medida que el
niño va interactuando con el medio, aprende a tolerar la postergación, la
frustración que le produce la postergación. La madre lo calma con la palabra.
Es la forma de trabajo del preconciente, y se va constituyendo su
funcionamiento a lo largo de toda la vida. Es más complejo, inhibe al proceso
primario. A nivel conciente, funcionamos a través de ella. La energía está
ligada, inviste a la representación. Existe un rodeo hacia la meta del placer por la inhibición de la descarga.
Busca el placer, pero lo demora. Rige el principio de realidad. Lo que nos
impone la realidad es la postergación. Hay identidad de pensamiento. Una cosa
es lo que es y no puede ser lo opuesto. Existe el principio de contradicción.
Inhibición de la regresión para no llegar a la alucinación. Está regido por la
lógica formal. La oposición entre proceso primario y proceso secundario
es correlativa de la existente entre principio de placer y principio de
realidad.
(…)
La elaboración secundaria en el sueño, nos
sirve para traducir las manifestaciones del inconciente a un lenguaje
comprensible. La palabra es mediatizadora, habla de la importancia del
preconciente. Es una forma de reacción del sistema Percepción consciencia perteneciente
al yo, ante todas las imperfecciones, incongruencias, errores, etc. de las
percepciones y hasta de las mismas actividades de pensamiento. Tiende a
rellenar, a tapar, no percibir las imperfecciones, y a darle una forma
coherente y lógica adecuada al proceso secundario. No pertenece al trabajo del
sueño, sino que es el trabajo del yo ante la alucinación del sueño, por lo
tanto una percepción a la que se le da creencia y a la que se le trata de
entender desde el mismo momento de la percepción y más aún, en el momento de
ser contado el contenido manifiesto del sueño. El efecto logrado es el
contrario al aparentemente buscado por el yo consciente, pues con la
elaboración secundaria el sueño se hace más coherente formalmente pero menos
entendible en lo que hace a su lógica. Ello sirve a los fines de la censura,
pues oculta el deseo reprimido. A la elaboración secundaria recurren también
los síntomas neuróticos, especialmente los de la fobia y la neurosis obsesiva,
en las que se confunde con la racionalización. Es también parte importantísima
de la elaboración del delirio paranoico.
No podemos vivir sin proceso primario, pero sin
proceso secundario, no podríamos sobrevivir en la sociedad.
(...)
La tecnología, y en particular la
realidad virtual, posibilitarían cumplir el deseo escondido en esa alucinación primitiva
de satisfacción que le permite al yo adulto dejar de rodear la descarga de la
tensión producto del proceso secundario del inconciente, conciliar lo latente y
lo manifiesto, y volver a descargar directamente la tensión (…). Seguramente,
las historias e imágenes están a disposición de la consumación de este hecho,
totalmente inconciente en la persona que está jugando roles o que utiliza la
realidad virtual, ya que anula el proceso de pensamiento normal, se concentra
en las sensaciones, y en definitiva, en la obtención del placer como objeto
final y meta de la pulsión. O también podría ser el camino por el cual huimos
de una primera vivencia dolorosa o de un afecto obsesivo que no podemos resolver,
hacia una alucinación más placentera.
Entonces, la tecnología no es más
que un medio para obtener la descarga de las diferentes pulsiones. La palabra
queda en un plano muy acotado en este mundo. Socava el proceso de pensamiento
reflexivo y de concentración, la relación subjetiva con la noción de tiempo, la
ilación de la secuencia lógica de un pensamiento, donde la adaptación y
aprendizaje de la lecto-escritura quedan muy por fuera de ese mundo. El escape
desmesurado de la realidad y sus contradicciones, de la falta de postergación
de la realización del deseo, de la falta de frustración, mediante la
tecnología, sería como cualquier otro medio que nos sirva para eliminar la
conciencia y ubicarnos como cosas producto de una sociedad alienada. Como
cualquier adicción destructiva.
La realidad virtual, especialmente
dentro de las nuevas formas de comunicación tecnológicas, posee la virtud de
espejar un proceso mental en el ser humano análogo a las formaciones de
compromiso. La comunicación masiva tecnológica es una forma de estar en el
mundo. Describe algunas caras y aristas de nuestra forma de percibir y asir el
mundo externo e interno en el que estamos inmersos como paradigma de nuestra
actualidad.
Entonces, la realidad virtual se
diferenciaría del desarrollo del aparato psíquico en cuanto se ubica en el
primer estadio de desarrollo, que es el proceso primario. No podría evolucionar
hacia un proceso secundario, ni mucho menos el sujeto podría realizar una
elaboración secundaria del paradigma en el que estamos inmersos. Podría decirse
que estas experiencias quedarán sólo en el plano sensorial al desconectarnos,
nuestro aparato psíquico volverá a procesar la información tal como siempre,
adecuándose nuevamente a la realidad fáctica. Pero todavía está por verse las
huellas mnémicas que pueden llegar a formarse o no, la calidad del proceso
secundario en el aparato psíquico luego de estas experiencias, y las
adaptaciones del ser humano, a nivel biológico y psíquico a partir de los
constantes cambios en nuestra sociedad, ya que básicamente somos seres
bio-psico-sociales.
¿Cómo articulamos la constitución
subjetiva y la realidad social?
El entorno socio cultural posee
funciones de sostén narcisista e identificatorio. Hace ya décadas se pensaba
que la escuela era una institución importante en la producción de ideologías
colectivas y estuvo protagónicamente ligada a los procesos de formación
cultural y de ascenso social. Pero el mercado ha tomado la delantera y nunca
como hoy ha afinado las necesidades apuntando de manera precisa al imaginario
de los consumidores. La impronta del consumo es hoy central en la transmisión
del código social, y es incorporada tan tempranamente que pasa a formar parte
de la trama identificatoria inicial. Esta observación se corresponde con el
diagnóstico de una sociedad que ha sido ganada finalmente por el dominio de la
imagen, el espectáculo, o el simulacro. “La imagen se ha convertido en la forma
final de la cosificación para su transformación en mercancía”. (Debord; 1967).
Un mandato trans-subjetivo convierte los cambios tecnológicos en un enunciado
que dice que “todo se puede”. Se puede
cambiar la edad mediante la cirugía plástica; se puede dominar el placer y el
displacer mediante las drogas; se puede fabricar un ser igual a uno mismo mediante
la clonación, etc. Si bien estos enunciados parecen ampliar el campo de lo
posible actúan muchas veces en discordancia con el tiempo interno necesario
para su asimilación. Un transcurrir insoportablemente veloz del tiempo y una
huida hacia delante de las cosas marcan la monotonía cotidiana con hachazos
penetrantes pero siempre iguales y se construye un presente que repite
constantemente “tensión-distensión”. La falta de compromiso o la evitación para
el procesamiento de los conflictos psíquicos es muchas veces, el factor
subyacente. Pero de cualquier forma las transformaciones tecnológicas son
irreversibles por varias razones: en primer lugar porque desencadenan procesos
sociales y productivos que tienen un impacto material tan fuerte como social y
en segundo lugar porque operan en la dimensión cultural produciendo reformas no
sólo técnicas sino incorporándose al imaginario convertidas en estilos que se
presentan como la “naturaleza” de los discursos y las prácticas.
Bibliografía
Debord, Guy [1967] La sociedad del espectáculo. Paidós.
Buenos Aires
Freud, Sigmund [1899] “La
interpretación de los sueños”, en: Obras
Completas, Vol. IV y V, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1992.
Freud, Sigmund [1915-16]
“Conferencias de introducción al psicoanálisis”, en: Obras Completas, Vol. XV,
Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1992.
Freud, Sigmund [1916] “14ª
Conferencia. El cumplimiento del deseo”, en: Obras Completas, Vol. XV, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1992.
Freud, Sigmund [1907] “El creador
literario y el fantaseo”, en: Obras Completas, Vol. IX, Amorrortu Editores,
Buenos Aires, 1992.
Rodríguez, Beatriz M. [2010]
“Realidad virtual y psicoanálisis” en: ATENEA
Publicación Académica de la UdeMM; Año IX – Nº 9; Buenos Aires; noviembre
2012.
Schust, Jaime P.; Contreras, Marily;
Bersten, Marta; Carrara, Pilmayken & Parral, Jorge [1999] Redes, vínculos y subjetividad. Su
recomposición como objetivo terapéutico. Lugar Editorial. Buenos Aires